domingo, 27 de octubre de 2013

GRAVITY ALFONSO CUARON


Nada hace presagiar la densidad y la emoción que uno siente al visionar "Gravity" la última película del director Alfonso Cuaron. En las reseñas y en la promoción se la describe como película de ciencia ficción con suspense  o como un thriller de ciencia ficción. Pobre y escasa definición para lo que se podría considerar como una película fuera de genero, o una película que crea su propio genero cinematográfico; el terror metafísico. Porque "Gravity" es técnicamente perfecta,  impecable; pero lo que destaca por encima de todo es su cualidad de metáfora sobre la condición de ser humano. El hombre frente al abismo. La soledad del ser humano, el espíritu de lucha y de supervivencia. También se nos habla de sacrificio. ¿Dónde está el Dios de las religiones, sea la religión que sea, en esos momentos? La película podría ser abstracta, al modo de Stanley Kubrick y su Odisea del espacio, pero no. Los momentos de acción no impiden la profunda reflexión que el director y el guionista se han planteado en torno al hombre como ser en lucha con la adversidad del universo. No es eso la vida. Una lucha constante y denodada por mantenernos vivos  y esperanzados a pesar de los inconvenientes que existen para sentirnos así. La doctora Ryan Stone -el apellido es significativo y la interpretación de Sandra Bullock, una actriz que no me gusta en exceso, maravillosa-, es una encarnación completa del ser humano, una suma de sus virtudes y defectos, de sus anhelos y sus carencias; de sus pérdidas. Su esfuerzo por sobrevivir en un espacio adverso donde el silencio es tan bello como siniestro, es el esfuerzo supremo por sobrevivir de cualquier ser humano en el día a día. Tan solo hay que cambiar el ominoso abismo del espacio exterior por la vida cotidiana y sus problemas para llegar a fin de mes. Claro que contar esta misma historia en la tierra con  un personaje así no hubiera quedado ni la mitad de impactante que tal y como nos la cuenta Cuaron con momentos visualmente hipnóticos. Por ejemplo, el instante en el que la doctora Ryan logra entrar en la nave y después de despojarse del traje espacial se queda flotando en posición casi fetal; o los momentos en que la actriz es lanzada al espacio tras el primer accidente. La actriz está perfecta y no digamos nada del momento del diálogo con el pescador Aningaaq sobre perros y niños, ella en inglés y el pescador en idioma inuit. Por los visto Alfonso Cuaron a realizado un cortometraje con la conversación desde el punto de vista del pescador. Sería curioso poder verlo. Como curiosa es "Gravity" una película de ciencia ficción y suspense que le da la vuelta al suspense y a la ciencia ficción, con una actriz en estado de gracia y una imágenes que en tres dimensiones deben ganar mucho, la pena es que no la vi así, quizás repita, porque está película es de las que se pueden y se deben ver dos veces o más y no hay nada más emocionante que ese escorzo final de la doctora Stone intentando levantarse y finalmente consiguiéndolo. Un pequeño paso para ella, pero un gran paso para la humanidad.

sábado, 26 de octubre de 2013

CRIATURAS ABISALES MARINA PEREZAGUA


Con cada autor uno debe empezar por el principio y el principio es "Criaturas abisales" [Los libros del lince, 2011]  breve volumen de relatos de Marina Perezagua [Sevilla, 1978], que leí hace un año, pero del que todavía no me había decidido a escribir aquí. Tan perturbado me dejó. Ahora que su segundo libro de relatos "Leche" descansa sobre la pila de libros que tengo pendientes de leer, aprovecho para volver a revisar mis notas sobre ese libro de apenas 140 páginas y catorce relatos. "Criaturas abisales" es una apuesta. Es un riesgo. Es fantasía en estado puro. La fantasía de los mitos cotidianos latente en los esquemas que heredamos de padres a hijos. Una joven impenetrable que es la máxima atracción de un circo. Un hombre que en un mundo desolado amamanta a otros seres.  El realismo no es la nota predominante. Lo onírico se impone abiertamente. Las relaciones de pareja son extrañas, desasosegantes. Las de los hermanos entre sí, o entre padres e hijos, también. Véase "Gabrielle" Y no digamos las de los abuelos y los nietos. " El testamento", quizás el cuento que más me ha removido por dentro y más me ha perturbado. En la mayoría de los relatos hay un fondo o un trasfondo enfermizo y  un fuerte componente  de pulsión sexual, en el aspecto  siniestro que puede tener el sexo, no en el aspecto lúcido y erótico, que queda claro y explicito en el primer cuento del libro "Lengua foránea".  Algún cuento es ingenioso en su idea, pero lo interesante del conjunto de relatos es su fría distancia con respecto al hecho que relata. Incluso si están contados en primera persona como por ejemplo "Bodas de oro" o "Desraíceme, por favor". Cada cuento es un universo cerrado en sí mismo con sus propias leyes internas. Suceden en lugares diferentes, tratan de asuntos distintos, pero la mirada de la narradora los unifica y los transforma en propiamente suyos e intransferibles. Es una mirada transversal e hipnótica. A ratos cruel. De una crueldad literaria perfecta. Ese final de "El testamento" con la abuela y el nieto y la amenaza del hambre. Hay un alegato en defensa de la fantasía como método de supervivivencia "Fredo y la máquina". Hay universos paralelos. Perezagua no apuesta por los principios efectistas ni por los finales tremebundos, sino que confía en el desarrollo de la historia para crear un clima. No da nada por supuesto. Nos introduce en el relato directamente y nos obliga a aceptar los hechos consumados. Una lengua  suelta que viaja en avión, un hombre que amamanta, una pareja que se va a vivir al mar, una chica en estado vegetativo que se enamora del chico con el que comparte habitación y respirador; una muchacha sexualmente impenetrable. Aceptada la premisa lo que viene después es la tolerancia humana a la ley de la fantasía. Ésa que tan bien domina Marina Perezagua. Parafraseando con algún ligero cambio el principio de uno de sus relatos: Como cualquier virus, la fantasía se contagia. Los casos no son frecuentes, pero sí fatales.  Pues ya saben, a contagiarse toca. 

sábado, 19 de octubre de 2013

INTERIOR AZUL, ANNA R. XIMENOS


Exterior día, interior azul. Podría ser la acotación de un guión cinematográfico. Me gustan las acotaciones y los cuentos breves. Por eso son cuentos, porque son breves. Los cuentos largos son otra cosa. Los de Alice Munro, reciente premio Nobel de Literatura,  de quien ya he escrito en este blog, son admirables, pero son algo más que cuentos. Están en otra categoría. Un cuento tiene que ser como una herida; un tajo en la mano o en la carne del corazón; un instante que duela, o una grieta en un muro sólido, que nos permita atisbar más allá del muro y del jardín que hay más allá del muro. "Interior azul" [2012, Fondo de Cultura Económica] de Anna R. Ximenos es un libro de relatos breves interpretados por mujeres. Podría ser el guión de una película feminista. Podría ser un collar de perlas antiguas tamizado por la mirada sutil y moderna de una escritora de hoy en día. Es desde luego, un homenaje. Al pasado,  a la literatura en especial, a las mujeres que de algún modo buscaron su propio camino en una época en la cual había pocos caminos para que las mujeres se desarrollasen como personas. Habla sobre la determinación femenina. Actualmente tampoco parece que haya muchos caminos para que los hombres y las mujeres se desarrollen como personas al margen de ese monstruo que hemos creado llamado sociedad de consumo competitiva o economía de mercado descarnada. Pero estaba escribiendo sobre los relatos breves de esta escritora nacida en Barcelona en 1972, que con solo un par de relatos publicados en la revista Zut ha logrado publicar su primer libro de cuentos. Son cuentos sobre personajes reales, lo que le añade un plus. El morbo de la literatura biográfica. Escritores que escriben sobre escritores. Una escritora que escribe sobre otras escritoras. Están entre el apunte leve, el ensayo enmascarado y la prosa poética.  Fluctúan. Se dejan leer, se dejan querer. Son 16 cuentos breves. 16 puñaladas a traición. 16 grietas. Podemos mirar y sin embargo no podemos apartar la mirada. La autora a elegido el instante concreto, el instante correcto que marca al personaje retratado. Los relatos-retratos están en función de un discurso narrativo propio. Las pinceladas son firmes, aunque el retrato a veces tiene veladuras, capas, elipsis. Las historias se pueden tomar como una carrera de relevos en la que un personaje le entrega la antorcha a otro y durante ese instante en el que la porta ilumina su vida.  Un destello. Podemos elegir quien entrega la antorcha a quién, aunque la autora ha establecido un orden, un criterio. Cada relato se adapta al personaje, al estilo literario del personaje. Se nota mucho en el dedicado a M. Duras. También en el de K. Mansfield. Los relatos carecen de título, son fragmentos de un discurso emotivo y reflexivo. Cada fragmento es perfecto en sí mismo. Algunas historias están contadas desde el exterior día y otras desde el interior azul de la nostalgia. Confieso que me gustan más los relatos contados en primera persona: J. Bowles, Colette, Mary Shelley, Dorothy Parker, K. Blixen. Supongo que es una deformación del carácter. Los monólogos interiores me pierden. Cuestión de gustos. Dice Noni Benegas que se trata de "un libro vivo, brillante y lleno de dulzura"·. Yo afirmaría que se trata de un libro sutil, meditativo y cómplice.  La elegancia literaria se sobreentiende. 

viernes, 11 de octubre de 2013

EL ASESINATO DE LOS MARQUESES DE URBINA MARIANO SÁNCHEZ SOLER


Si piensan que están ante otra novela policíaca  española más, se equivocan. Ésta no es otra novela policíaca  española más. Es una novela policíaca de Mariano Sánchez Soler [Alicante, 1954] Y eso ya debería ser un aliciente en sí mismo. Pero además tiene plus; "El asesinato de los marqueses de Urbina" está inspirada en el famoso caso del asesinato de los Marqueses de Urquijo en el ya lejano verano de 1980; cuando toso éramos más jóvenes y todo eso. Los datos son los que son, los personajes, con los nombre s convenientemente encubiertos, también son los que son, pero el escritor se saca un as de la manga y ese as se llama Fierro.  El personaje perfecto de ficción. Todo gira a su alrededor, él es el centro de la novela y con mano diestra y pulso de cirujano criminal, el bisturí literario de Sánchez Soler disecciona una sociedad española no tan lejana de la actual como pudiera parecer. Al menos en cuanto a corrupción, trapicheos, intereses bancarios y familiares entremezclados, hipocresía social de clase media y otros lugares comunes al ámbito policiaco. Tampoco es que la sociedad de los años ochenta y la actual sean tan distintas. En lo básico seguimos casi donde estábamos hace casi 35 años.No hay  más que mirar los sueldos. La capa de barniz socialista ha servido para poco. En cuanto se rasca, la pintura de descascarilla. Los que tenían el poder antes lo siguen detentando ahora y para colmo de males refrendados por las urnas y esa estúpida teoría, falsamente democrática, de que el pueblo que vota nunca se equivoca y siempre tiene razón. Claro que el pueblo que vota se equivoca si lo hace con miedo y además  es escasamente culto, por no decir sobradamente inculto, como indica una reciente encuesta que nos coloca a la cola de los países de nuestro entorno en cuanto a comprensión lectora y matemáticas. Nos lo hemos ganado a pulso y para que el pueblo siga votando desde la más estricta incultura se acaba de aprobar una nueva ley de educación. Perdón por la salida de tono, pero creo que al autor de esta más que solvente y estupenda novela negra con bifurcaciones al gris, no le molestarán mis pequeños rodeos a pie de calle. Al final una novela policíaca,  más que un divertimento, es ante todo un artefacto de crítica social. Sin  la potencia  literaria del personaje de Fierro El asesinato de los marqueses de Urbina podría pasar por un reportaje periodístico sobre el asesinato de los marqueses de Urquijo. Periodismo ficción. Pero con el pegamento invisible y tenaz del personaje de Fierro la trama de la novela se solidifica y transforma lo  improbable en probable  y lo imposible en posible. Si a esto añadimos una gotas de cianuro irónico y que el estilo de Mariano Sanchéz Soler no se basa en la economía de mercado sino en la economía de supervivencia y es sobrio y escueto y demoledor; uno de esos estilos secos como un latigazo en los ojos de la conciencia social y moral del lector, podríamos concluir  que su prosa es como un disparo a quemarropa  o mejor;  como una puñalada trapera. No pasen de largo o se arrepentirán  de ello.