miércoles, 19 de abril de 2017

EL SOLDADO ASIMÉTRICO, ANTONIO MANUEL


"El soldado asimétrico" es un título magnifico. Estoy a favor de los narradores y poetas que saben titular sus obras. El título es la mitad del libro o del poemario. En este caso, la novela escrita por Antonio Manuel [Almodóvar del río, 1968] y publicada por Berenice, responde a lo que su título y  la primera línea que aparece en la contraportada promete: "Mi vida se fue a la mierda el día que lo conocí".  Se nos vende como una novela sobre el amor y la traición, sobre la guerra civil y la política, sobre la moral de unos personajes sin aparente moral y sobre todo se nos vende como una novela con un profundo aliento poético. Cuando uno escucha aliento poético junto al término novela lo mejor es poner pies en polvorosa. No es el caso. De todo lo que prometen el título y la contraportada hay en sus apenas 144 páginas que relatan la vida fragmentaria de un protagonista sin nombre que ha perdido un pie y se ha enamorado de que hombre que en la Copa de las Naciones  de 1964 debía asesinar al Generalísimo. Contado así el argumento de la novela es un puro dislate, una locura maravillosa, donde la casualidad o la no casualidad son parte intrínseca de la trama. Leída resulta conmovedora a ratos y brutal en otros momentos porque radiografía el alma de un ser humano con sus contradicciones. Luces y sombras de un amante desequilibrado. Los capítulos son cortos, no se agobien, aunque densos.Tampoco se agobien. Los párrafos han sido  limados hasta construir frases de una sola palabra o de dos o tres, que dicen mucho más con sus abruptas elipsis, que un párrafo descriptivo completo. Y luego esparcidos por el entramado de la novela página si y página también aforismos contundentes. A veces la trama es lo de menos, a veces lo importante es lo que queda cuando uno se desentiende de la trama y repasa lo subrayado durante la lectura. " Me duele la vida que debí haber vivido", "Con la muerte, la persona se convierte en cadáver y su patrimonio en herencia", "Nadie puede escapar la único dilema del destino, o eres lo que pareces, o pareces lo que eres", "La culpa y la decadencia son hermanas siamesas", " La depresión es un melanoma invisible que carcome la luz de los ojos hasta convertir el alma en un pozo", "La ignorancia no está reñida con la mala fe", "Tener razón sin tener en cuenta al otro equivale a un asesinato emocional", "No ser consciente del daño que haces más que disculpa es agravante", "El amor que obvia la opinión de sus destinatario es egoísmo", "Los estados son un espejo de las personas que los toleran", "El mal se halla en la esencia de las cosas", "El lenguaje de los gestos es infinitamente menos confuso que el de las palabras", "Las alcantarillas y la guerra están llenas de  fosas comunes que hablan más y mejor de lo que fuimos que cualquier informe arqueológico", "No hay nada más vejatorio que vivir en vano", "El poeta es el soldado más herido", "Amante es quien ejerce el amor con  fuerza centrifuga", "La geometría espacial de los amantes admite poliedros de caras infinitas", "La realidad es que todos los seres humanos tienen derecho a ser cobardes y muy pocos el deber siquiera de parecer valientes", "El héroe, como el gilipollas, es un amante universal de todos menos de sí mismo", "El silencio es el ruido de la ausencia", "Niños y amantes solo reivindican tiempo y existencia", "La culpa es la medida del tiempo", "Las relaciones personales son por definición deficitarias"...Y así podría seguir extrayendo estos aforismos que puntean la trama y la enriquecen para el lector interesado. También hay más de una interesante reflexión sobre la poesía, sobre el fracaso de la poesía y del poeta. "Brindemos. Por la poesía. Y por ti (mirándome), por vosotros, falsos poetas. Porque si en verdad lo fueseis, deberíais condenadores a vivir. A destruir y destruiros. Porque no hay poesía sin vida, ni vida sin libertad, ni libertad sin destrucción, ni destrucción que no fracase y termine con la muerte del poeta".  La destrucción empieza por uno mismo. Y la poesía también. Como la mayor parte de la literatura, de la buena literatura. "El soldado asimétrico" lo es en un porcentaje bastante elevado, aunque no este al alcance de todos los públicos. Quien la lea habrá comenzado su propia demolición. 

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