domingo, 23 de octubre de 2016

AUTOBIOGRAFIA ÉDOUARD LEVÉ



AUTORRETRATO  de Édouard Levé [Neully-sur-Seine, 1965-París, 2007] es un libro breve, pero a la vez inmenso. Un libro que es la vida porque en el cabe la vida entera en sus apenas 99 páginas; la vida de un hombre, de un artista -pintor, fotógrafo, escritor-, que resumen en sí misma todas las vidas, porque mientras vivimos nosotros somos el centro del mundo. O sea, que el mundo no es si nosotros no somos. Nuestra soledad es la soledad del mundo. La obra se publicó en 2005. Y aunque existe otra versión en castellano, ahora la rescata Eterna Cadencia editora desde Argentina. Hay que leer a Levé porque leer a Levé es leer la vida en estado puro.  La obra nos vende lo que su título indica; un autorretrato a golpe de cincel. Nada de pinceladas leves o brochazos. No es un autorretrato pictórico sino más bien escultórico, en tres dimensiones y con talla a medio desbastar. Un autorretrato con impurezas que no obvia los aspectos negativos ni los defectos. En estas pocas páginas cabe la vida entera aunque no lo parezca. Lo físico y lo sentimental, lo psicológico y lo patológico, las luces y las sombras, los aforismos y las anécdotas; descripción, narración, deportes, gustos cinematográficos y musicales, amores y desamores, sexo, manías, neuras. No hay ninguna regla, no hay ningún plan, solo la libertad del autor que encadena en plano fijo y sin cortes ni puntos y aparte palabras y frases en un continuo literario que desemboca en un punto final precedido de una frase terrible y magnífica: El día más hermoso de mi vida quizás ya pasó.  Quizás el día más hermoso de nuestras vidas haya pasado ya para muchos, pero la mayoría se empeña en vivir como si todavía estuviese por llegar. Vivimos con la esperanza en el día más hermoso y perseveramos en el engaño porque de lo contrario nos pegaríamos un tiro o saltaríamos por el balcón. Levé lo hizo, se suicidó ahorcándose a los 42 años después de entregar el manuscrito de su obra póstuma: "Suicidio" a su editor. No era un amargado, si uno lee su Autobiografía que es este Autorretrato comprende que amaba la vida aunque la vida le decepcionara o le aburriera a partes iguales. A veces la vida no merece la pena o no merece casi la pena aunque políticos, normas sociales y religiosas, y fuerzas vivas se empeñen en mantenernos con vida. Levé vivió plenamente mientras vivió. El resto no es silencio sino ética y su "Autorretrato" donde podemos revivirlo en cada frase. Existen obras donde uno comprende al ser humano y son ese tipo de obras de las que uno normalmente no sale indemne. Casi siempre de trata de poesía, pero de vez en cuando, hay textos inclasificables de los cuales tampoco se sale indemne. Este es uno de ellos. "Un sábado del mes de agosto sales de tu casa vestido  para jugar al tenis y acompañado por tu mujer. En medio del jardín le haces saber que se te ha olvidado la raqueta en casa. Vuelves a por ella pero, en vez de encaminarte hacia el armario de la entrada donde sueles guardarla, bajas al sótano. Tu mujer no lo ve, se ha quedado fuera, hace buen tiempo, disfruta del sol. Unos instantes después oye la descarga de un arma de fuego. Corre hacia el interior de la casa, grita tu nombre, se da cuenta de que la puerta de la escalera que da al sótano está abierta, la baja y te encuentra allí. Te has pegado un tiro en la cabeza con la escopeta que habías preparado cuidadosamente". Con este mismo fragmento que aparece en Autorretrato comienza "Suicidio". Es uno de esos fragmentos que corta la respiración y nos muestra eso que Joseph Conrad intentó mostrarnos en "El corazón de las tinieblas" : Es imposible transmitir la impresión que la vida produce en una época determinada de la propia existencia; lo que constituye su verdad, su significado, su sutil y penetrante esencia. Es imposible. Vivimos como soñamos...solos. Y yo añado que morimos como vivimos, solos. Édouard Levé, lo corrobora.

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