sábado, 27 de febrero de 2016

MIERDA BONITA, PABLO GISBERT


Hay libros que se defienden solos. No necesitan escuderos y quijotes que los defiendan y menos poetas metidos a blogueros. "Mierda Bonita" de Pablo Gisbert [Valencia, 1982 ] es uno de ellos. Con mosca incluida.  "Mierda bonita", qué buen título, piensen en los matices si lo hubiera articulado al revés "Bonita mierda", y tendrán una clave de por donde van los textos que componen este pequeño pero complejo volumen de textos teatrales a contracorriente que disparan al corazón complaciente de una sociedad adormecida y sodomizada por su propia estupidez. Es necesario reconocer que a pesar de su capa de barniz cultural de andar por casa en hombre del siglo XXI es un animal igual de estúpido que el hombre del paleolítico.  Por supuesto no esperen ustedes teatro de andar por casa. Gisbert no busca un espectador acomodado, busca levantar ronchas en la piel tersa y relajada de una sociedad que ha perdido el norte y los valores sociales y humanistas, para echarse en manos de los peores vicios del capitalismo degradante. Este es un teatro de ideas. Un teatro que busca provocar. Así comienza la primeras de las historias que componen "Escenas para una conversación después del visionado de una película de Michael Haneke": Un chico quiere ir a un cuarto oscuro para que se lo follen. El chico necesita saber qué es eso de que se lo follen cuatro o cinco personas sin saber nada de esas cuatro o cinco personas. Él tiene novia desde hace años y tiene intención de seguir teniendo novia porque se quieren mucho y están muy bien. Ella no sabe nada de las fantasías sexuales de él. Podríamos llamarlo teatro de choque. Va directo al meollo del asunto y deja poco a la imaginación, pero es que el teatro es de las artes la que menos deja a la imaginación. Es la palabra en estado puro. Y más en estos textos que carecen de acotaciones y se limitan a ser parlamentos. Uno se imagina al actor de turno recitando el texto: En la historia ocho de esta misma obra hay casi una declaración de principios: Yo estoy hasta los cojones de los textos derrotistas, de las piezas sobre la incomunicación, de la nostalgia y de toda esa mierda de que cualquier tiempo pasado siempre fue mejor, y toda es patraña de temas aburridos y podridos que no sirven para nada más que para castigarse a uno mismo y, sobre todo, no hacen más que cagarle en la cara la publico cuando aplaude y, que cuando aplaude, se salpican entre ellos y se van todos a casa con ganas de no follar". Ya ven el cariz que va tomando el asunto, pero el autor es un autor inteligente y serio que se cubre las espaldas culturalmente y por entre los textos salen Munch, Ingmar Bergmar, Santa Teresa de Bernini, Spencer Tunick, Michael Houellebecq, Dominique Leduc, Zygmunt Bauman, Lars von Trier, el compositor y cantante de Einstürzende, Blixa Bargeld, Amaia Montero, Dani Martín o Thomas Bernard. Pero lo verdaderamente importante es la potencia de los textos entre lo lírico y lo escatológico. Entre la caricia y el golpe. En "La posibilidad de desaparecer frente al paisaje", se nos dice en un texto maravilloso sobre la función social del arte y del artista lo siguiente: Los artistas son los mejores para diseñar la revolución y nunca hacerla, para ajustarla y nunca activarla. // El arte adormece la revolución porque la propone y la pospone, la imagina pero la retrasa. // Antes se decía que la religión era el opio del pueblo, ahora yo  digo que el arte, reducido a entretenimiento, es el iboprufeno del pueblo. // El arte alberga a gente como yo, soberbios y sin valentía...// Somos absolutamente inofensivos.//  Si los mejores artistas no hubieran sido artistas, ¿qué sería de nosotros? // Imagínate   que Angélica Lidell, Lars von Trier o Jérôme Bel hubieran sido militares.//  Menos mal que se entretuvieron haciendo sus cosas.// El único que dejó de pintar cuadros fue Hitler y mira cómo acabó la historia.  La mayor parte de los textos de "Mierda Bonita" son así, repletos de ideas brillantes y a la contra, alejados del pensamiento único y de la comodidad de una sociedad que prefiere no pensar y se  limita a vegetar sobre sus propios excrementos, sobre su podredumbre.  Son apenas 172 páginas repletas de belleza y verdad. Además de las dos obras citadas también pueden leer en ella: "Observen cómo el cansancio derrota al pensamiento"; "La historia del rey vencido por el aburrimiento"  y  "La chica de la agencia de viajes nos dijo que había piscina en el aparcamiento". También hay una cara B, con texto que sirvieron de apoyo a las obras citadas. Les dejo con parte del texto final de "La chica de la agencia de viajes...." a la espera del fin del mundo que se profetiza: Jesucrito es un icono pop. La cruz cristiana es un icono pop. La esvástica nazi es un icono pop. El punk es un icono pop. La cocaína es pop.El sida es pop. Hacerse una foto en el Vaticano es pop. Tener un trozo del muro de Berlín es pop. El fascismo es vintage. El cristianismo es retro. El champiñón sobre Hiroshima y Nagasaki es una foto bonita. El Guernica es solo un cuadro famoso. Auschwitz se ha convertido en un parque temático para turistas.// Creo que estamos cerca de otra gran guerra. Pues nada, mientras esperamos que suceda, mientras esperamos la próxima gran guerra rodeados de nuestros iconos pop e inmigrantes que agonizan a las puertas de Europa, leamos al menos algún texto medianamente inteligente sobre las enfermedades morales de una sociedad europea en decadencia.

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