sábado, 16 de mayo de 2015

UNA NUEVA AMIGA FRANCOIS OZON


Soy un casi adicto al cine de Francois Ozon [París, 1967] Siempre que estrenan alguna película suya y me pilla a mano hago lo imposible por asistir al estreno. Guardo buen recuerdo de Gotas de agua sobre piedras calientes [2000], que vi en los desaparecidos cines Astoria de Alicante; Ocho mujeres [2001], Swimming Pool [2003], En la casa [2012]...Reincido de nuevo, me dejo llevar por mi adicción a Ozon; por su deslumbrante sentido del exceso y de lo barroco que transforma lo poco probable en posible. Esta es una historia de amistad y de amor, pero también es una historia de identidades conflictivas, de identidades sexuales conflictivas.  ¿Qué separa el amor de la amistad? Hay dos amigas que lo son desde la infancia y para toda la vida y para más allá de la muerte. Hay dos matrimonios que parecen convencionales. Hay una muerte prematura y un hombre al que le gusta vestirse de mujer, aunque sin renunciar a alguno de sus atributos masculinos. Amor, matrimonio, hijos, lesbianismo, travestismo Una forma diferente de entender la vida y la sexualidad y las relaciones de pareja en un mundo, el actual donde todo ha dejado de ser blanco y negro como todavía pretenden hacernos creer ciertos partidos de derecha o ultraderecha legislando sobre quién se va con quién a la cama y a qué hora y en que condiciones. El sexo es uno de los pocos espacios de libertad del esclavo/trabajador moderno. Vivimos en mundo cambiante donde cuando la Iglesia parece que da pasos hacia delante, aunque sea cortos y puede que torpes y el Islamismo da pasos hacia atrás, volviendo no hacia la edad media sino hacia las cavernas paleolíticas, el poder político y económico atenazan la libertad sexual de los ciudadanos. Pero volvamos a "Una nueva amigas". Una película bizarra siempre a un paso de caer en el ridículo, pero que lo bordea con gracia y ternura. Una película que no juzga a sus personajes sino que los deja respirar en libertad, desarrollarse, crecer, equivocarse, rectificar. En suma vivir. Podría ser un drama en toda regla, pero Francois Ozon opta por la comedia y por los finales felices. Pero no por esos finales felices convencionales, sino por un final feliz de cuento de hadas que es la imagen de un presente plural, abierto, democrático y emocionante, donde la libertad individual es la única moneda de cambio. 

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