sábado, 21 de febrero de 2015

BIG TIME: LA GRAN VIDA DE PERICO VIDAL MARCOS ORDÓÑEZ


Aquí tenemos "Big Time: la gran vida de Perico Vidal" de Marcos Ordóñez [Barcelona, 1957] Obra publicada con exquisito esmero por Libros del Asteroide. Con semejante título al lector despistado esta obra le suena a novela; a novela antigua y rusa, a novela al estilo de "Un día en la vida de Ivan Denishovich" de Alexander Soltzhenitsyn  o a "La muerte de Ivan Ilich" de León Tolstoi. Algo así. Nada más lejos de la realidad.  "Big Time" es y no es una novela. Es y no es una biografía. Es y no es un libro de conversaciones. Primero con Perico Vidal y después con Alana, su hija. Es y no es un libro híbrido. Lo que sí es y puedo afirmarlo con rotundidad es un libro maravilloso y apasionante. Tan apasionante y apasionado como la figura que retrata. Un hombre que vivió la vida como quiso y que se equivocó como le dio la gana, pero que fue honesto y generoso y se permitió el lujo de ser amigo de un magnifico grupo de actores y directores de los años sesenta y setenta. Hay un breve prólogo "Meeting  Mister Vidal" en el que el autor explica cómo conoció al protagonista de estas páginas que radiografían  una España sin querer radiografiarla. Un País en blanco y negro que se encuentra al fondo de la historia que nos relata en primera persona un Perico Vidal que habla francés e inglés, nada, bebe y folla como si el mundo fuese a acabarse en el siguiente plano. La vida le respetó lo suficiente para permitirle  poder morir a los 84 años víctima de un cáncer. Perico Vidal que fue ayudante de dirección principalmente, pero también ejerció todo tipo de oficios dentro de los suburbios del mundo cinematográfico, era además un narrador nato. Y no solo era un narrador nato, sino que además tenía cosas que contar. Cosas que contar sobre música, especialmente jazz, sobre Miles Davis y Louis Armstrog, pero también sobre un productor como Carlo Ponti, o sobre Ava Gadner y otras actrices con y sin talento y sobre David Lean o Joseph Leo Mankiewicz. Cosas que a veces se saben y cosas que a veces no se saben, pequeños detalles que convierten la narración en una pieza de orfebrería. Perico Vidal se permite el lujo de no ser neutral y decir lo que piensa sobre cada una de las personas con las que trata.  De alabar a unos y denostar a otros. Algunas  personas no salen muy bien paradas. Ni siquiera el propio protagonista sale bien parado. El mismo reconoce sus defectos. Y no solo el más evidente el alcoholismo. En verdad se trata de un testimonio único sobre el rodaje de algunas películas y sobre los entresijos de algunas producciones cinematográficas. Sobre lo que está detrás de las cámaras. Sobre cómo vivir al borde del abismo, porque la vida es eso; vivir al borde del abismo. El libro se completa con unos breves capítulos en los que la hija de Perico Vidal  y Susan Diedrich, Alana, habla no solo de su padre sino también de la familia materna. Y estos capítulos son tan vigorosos y fascinantes como los que narra el propio padre. Uno no sabe si el talento está en los narradores que cuentan la historia o en el escritor que ordena el material y le da forma, unidad y estilo. Cuando uno acaba su lectura quiere más, pero la literatura, como la vida, tienen sentido porque en algún momento, alguien les pone punto y final. Lo emocionante de la literatura es que cuando acabas el libro puedes volver al punto de partida y empezar de nuevo.