viernes, 7 de noviembre de 2014

LA GALLA CIENCIA DOS


30 de octubre presentación del número dos de la revista de poesía "La Galla Ciencia" en el Museo de la Ciudad en Murcia. El día elegido a conciencia. Aniversario del nacimiento de Ezra Pound, Miguel Hernández y Paul Valery. Se lee un poema de cada uno de ellos. Todo meditado, todo pensado. Hasta el último detalle. La Galla Ciencia es una revista de detalles, porque la importancia, siempre lo he dicho está en los detalles. Una revista que sacan adelante un cuarteto de insensatos locos que al ser una doble negación podría ser una afirmación del tipo sensatos cuerdos. No sé. Una revista de poesía en tiempos de crisis. Una utopía nada utópica. Papel y palabras. La editorial se titula Carúncula Melífera. Una editorial que no tiene grasa ni desperdicio. Este número dos está dedicado  a la Minoría Virgiliana I -préstamo de mi admirado y recientemente premiado con el Ciudad de Melilla de poesía- Juan Antonio González Iglesias. Una panorámica poética que promete una Minoría Virgiliana II. Atentos.  El prefacio breve y enjundioso a cargo de Rosa Pereda. "Esa oscura esquina".  Podría elegir los tres o cuatro poemas que más me gustan de los cuarenta -uno por autor- que componen esta panorámica  poética virgiliana ordenada por estricto criterio de edad. Desde  la provecta de Noe Jitrik [1928] hasta la de Cécile Villen Prieto [1997] Tres generaciones de poetas que se suceden y se superponen y se entremezclan conviviendo entre las páginas del numero dos esta revista que combina fuerzas antitéticas y complementarias. Diferentes líneas y tendencias se dan la mano dentro del postulado elegido. Hombres y mujeres. Poetas conocidos y otros inéditos. Poemas breves e intensos y poemas largos y casi narrativos. Ya digo que podría jugar a seleccionar lo que me es más afín, pero sería injusto para algunos poetas. El asunto de los gustos es complejo. Como afirma el refrán: sobre gustos no hay nada escrito. Y si me pongo algo borde diría que el gusto es como el culo, cada uno tiene el suyo. Prefiero jugar a otra cosa. Prefiero el capricho de las intuiciones. Las intuiciones son el noventa por ciento de la poesía. Empecemos fuerte. J. María Álvarez  en un poema de tres versos afirma: Tengo una pistola encima de la mesa.  Y en la página 41, Luis Alberto de Cuenca parece replicarle con sorna: Tensan el arco y siempre aciertan:/ ¡matan dos pájaros de un tiro!. Si para L. Alberto de Cuenca los veteranos del emperador: Solo saben cazar y montar a caballo. Para Soren Peñalver: El corazón/ era ya entonces un precoz cazador solitario/ sin él saberlo. Y remata Amalía Bautista: Así tu corazón no habrá albergado el plomo/que lastima las mudanzas. Del corazón a los libros. Dice Ángel Paniagua en la página 64: Tengo el libro en las manos de un amigo. Y Vicente Cervera en su poema titulado "El libro" le responde: No está impoluto. Está mojado./ Y más viejo. Las tapas/ visiblemente aplastadas y los puntiagudos/ ángulos hundidos aparecen. Quién sabe si el libro al que alude Cervera está entre los libros a los que se refiere Aitor Franco en su poema "Paestum": Repaso unos papeles con desgana,/ varios libros viejos y releídos,/ brillan como luces de una casa desconocida,/ en un idioma que no entiendo. Los libros brillan como luces. O como el sol.  Carlos Ann se deleita en la página 71: Pasó el tiempo. El sol brillaba y cantaba. Juan Carlos Suñen le corea: Oh! Sol, oh! bondadoso, etcétera,/ en verdad  conociste mejores  tiempos/ antes de que los niños te dibujasen una/ estúpida  sonrisa en sus cuadernos...Quizá los niños de Suñen vayan al mismo colegio que los niños de Carlos Ann: los niños escondieron una mentira/   inocencia   derrota   fuego   / Podemos cambiar de tema. Elegir por ejemplo las estaciones. El verano. Noe Jitrik: No termina todavía/ un verano/  que fue promesa o dádiva/ inmerecida. Soren Peñalver: Días sin noche de aquel lejano verano/ en Yukon...En verano ya se sabe, vacaciones y cruceros. Algo así nos propone Aurora Luque en uno de los poemas más divertidos de la revista: "Temporada de cruceros Versus Itaca Slow Travel". Acaba el verano y comienza el otoño. Vicente Gallego se apunta a esta estación: Me cuentan que nací en esta estación/ de muerte y de lujuria,/ a finales de octubre...A Carlos Ann  también los inspira el otoño: Pasó el tiempo y me deshojé;/ desnudo como una copa en otoño.  La primavera. Antonio Aguilar se decanta por esta estación: También la primavera te verá/ abrir la puerta y avanzar por el sendero. Y lo mismo L. Alberto de Cuenca: Llega la primavera, el pasto abunda,/ los caballos engordan. No aparece nombrado el invierno, pero si que son abundantes los poemas que parecen aludir a él sin nombrarlo. Joaquín Pérez Azaustre: verde estanco silencio/ y la nieve el volumen y la escarcha despiertan. Rodrigo Olay: Vosotros a la busca entre la nieve.  También se puede poner en contacto a Javier Asiáin -Y el agua acarició  el milagro entre la grieta/ Y el abismo comenzó a girar violento en pos de un solo punto/ hasta reproducir la danza- con Vicente Gallego: Aprendí de las cosas mansedumbre;/ y en este ser ya manso mi morir/.../gané lo que hago vuestro:/ la propiedad entera de la danza. Por supuesto hay más, mucho más. Un poema inédito de Leopoldo María Panero. Y las ilustraciones de Marí Simó. Y Claro está el nuevo poemario rojo sangrante de Roger Wolfe: "El amor y media vuelta". Muy en su tónica de siempre. Poesía de un poeta airado que semeja estar de vuelta de todo cuando en realidad no está de vuelta de nada. Y menos del amor que es desamor cuando es amor que se pudre como las naranjas. Un poemario para releer varias veces porque presenta ángulos diversos. Y poemas como "La soga": Este es mi castigo./ Los incoherentes  balbuceos de un ahorcado/ que muriendo sueña que su lengua,/ pastosa y retorcida como un trapo,/ hurga en la soga que lo enhiesta y que lo acaba. Un poema espléndido que entronca con el poema más gamberro de la panorámica, el escrito por Joaquín Piqueras dedicado a todos los poetas y escritores suicidas habidos y por haber: todos balanceándose, desafiando la gravedad de la vida,/ mostrando la fuerza de sus erecciones post mortem/ aprendiendo en el extremo de la cuerda/ sobre sus cuellos/ lo que el culo de la literatura pesa. Podría terminar diciendo y eso es todo, pero no, hay más mucho más, mil maneras de leer este segundo número de "La Galla Ciencia". Poesía para seguir viviendo. 

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