sábado, 26 de julio de 2014

ANTOLOGÍAS; ALQUIMIA DEL FUEGO


La vida es un compendio de casualidades, una suma de azares poco previsibles y de inevitabilidades. Durante años he pensado que estaba incluido en pocas antologías. Y acabo de constatar que estaba relativamente equivocado. La última antología en la que me han incluido se titula "Alquimia del fuego"; ha sido coordinada por Sarah Schnabel, Santiago Aguaded Landero y Jack Landes y publicada por Amargord. 558 páginas. Es una antología temática y para mi es un raro honor aparecer compartiendo volumen y páginas, entre otros con autores, como: Isabel Pérez Montalbán, Justo Jorge Padrón, Miguel Veyrat, Ángel Crespo, José Antonio Ramos Sucre, René Char, Emily Dickinson, Chantal Maillard,  Maite Maizkurrena, Jordi Doce, Friedrich Niestzche, Enrique Falcón, T.S. Eliot, Laura Massolo, Anne Sexton, Juan Ramón Jiménez, Edgar Lee Masters, Rafael Courtoise, Jesús Urceloy, Isabel Bono, Jesús Munárriz, Javier Gato, Antonio Orihuela, Isla Correyero, Josefa Parra, Stanislaw A. Lew, Ricardo Bermejo, Maria Eloy Garcia, Dionisio Cañas, Rainer Maria Rilke, José Emilio Pacheco, Attila Jozsef, Antonio Carvajal, Nicolas Guillén, Jorge Riechmann, Verónica Pedemonte,  Mercedes Escolano, Bertolt Brecht, Angela Vallvey, Manuel Vilas, Raquel Lanseros, Camilo José Cela, o Eduardo Moga. Demasiadas páginas, demasiados poetas. Poemas, fuego, cenizas. El brillo de un instante. La materia que arde; la poesía. Una antología sea generacional o temática es una fotografía de un instante. Quizá por eso los poetas le dan tanta importancia a salir en la foto. ¿Quienes están?¿Quiénes no están? ¿Y por qué no aparecen unos y sí otros? Aquí entra el azar, la suerte, las amistades, las relaciones sociales y las otras, las relaciones de interés. He repasado otras antologías en las que también he sido incluido, casi todas accidentales. La primera en la que se me incluyó allá por 2001, fue "Al aire nuevo" compilada por Jesús Jiménez Reinaldo y editada en Mexixo por la Editorial Desierto.  Me acompañan Daniel Rodríguez Moya, Pablo Rodriguez Medina, J. Ricart, Antonio Marín Allbalate, Ramón García Mateos, Marina Aoiz Monreal...En aquel entonces me permití el lujo de acudir a Madrid a su presentación, en unos bajos cerca del Congreso y conocer al compilador, al que desde entonces me unen lazos de amistad. También tuve la suerte de ser incluido en dos antologías de tema amoroso publicadas en 2002 y 2003 por el Círculo de Bellas Artes de Las Palmas. Por allí andaban Justo Jorge Padrón, Juan Ramón Barat, Nicolas del Hierro, Luis de Blas, Amalia Iglesias, Marina Aoiz Monreal, Ricardo Bermejo, Jesús Jiménez Reinaldo, Andrés Mirón, Liliana Popescu, Miguel Sánchez Robles, María Sanz...Y en aquellos años en los que todavía pensaba que podía ser alguien en el mundo de la poesía participé en la antología publicada a raíz del I Ciclo de poesía temática 2000-2001 Alicante-Murcia. Título algo pretencioso y de nuevo muchos poetas: Juan Acebal, Andrés Salom, Juan Ramón Barat,  Jesús Canovas, ángel Paniagua, Katy Parra, Juan Ramón Torregrosa, José Luis Vidal Carreras,  Manuel García Pérez, Cristina Morano, Julián Montesinos, Mariano Sánchez solera, Pilar Blanco,  Natalia Carbajosa, Salvador Moreno,Soren Peñalver, Juan Navidad, Luis Belda Benavent, Jesus Zomeño...Posteriormente se me incluyó en el tomo número tres de Poesia en el Archivo coordinada por José Luis Martínez Valero, junto con Sánchez Bautista, Gontzal Diez, Antonio Durá, Katy Parra, Juan de Dios Garcia, Salvador Moreno, Inma Pellegrin, Miguel Sánchez Robles, Jeannine Alcaraz, Marta López Soria, Antonio Aguilar, Joaquín Piqueras...Por casualidad me enteré que había sido incluido en el número IV de la Antología que la asociación Bilaketa confecciona con el ganador y el finalista de cada año de su certamen de poesía. En ese tomo estamos: José Javier Alfaro, Carlos Baos Galán, Toni Montesinos, Ignacio Caparros, Grabriel Insausti, Jorge de Arco, José María Muñoz Quirós, Luis López Anglada, Antonio Marín Albalate, Ivan Tubau, Javier Velaza, Máximo Hernandez.... Posteriomente la misma asociación Bilaketa me solicitó un poema para la antología en homenaje a José Hierro, titulada "Después de Todo" [2004].  Y mi buen amigo Antonio Marín Albálate también contó conmigo para un par de proyectos comunitarios, otro homenaje a José Hierro "Trazado en Hierro" [2003] publicada por Vitrubio  y una antología sobre las letras "Las letras" [2006] Cartagena. Quedan otras, pero solo señalaré una más "La luz escondida" Una poética de los ángeles [2010] Ediciones el Inmombrable, donde acompaño a otros como Ivan Humanes, María Paz Moreno, Agustín Calvo Galán, Gabriel Sopeña, Magadalena Lasala, Domingo F. Failde, Luis Alberto de Cuenca, Juan Carlos Mestre, Rosa Lentini, FRancisco Brines, Enrique Villagrasa, Mariano Esquillor, Antonio Carvajal, Miguel Labordeta...Este somero repaso, me debería llevar a pensar que he tenido suerte, que estoy donde tengo que estar y que dónde nunca me han querido es mejor no estar. Estamos donde nos llaman. Y a quién no le interese nuestra poesía que pase de nosotros. La vanidad de las antologías es solo una arísta más del precio por perdurar en una eternidad que devora, como Saturno, a sus hijos.

domingo, 13 de julio de 2014

EL MATRIMONIO DE LOS PECES ROJOS GUADUALUPE NETTEL


De Guadalupe Nettel [Ciudad de México, 1973] se ha dicho que es una maestra del relato y una pluma atípica.  Y uno se pregunta, ¿Qué es lo típico y lo atípico? Recuerdo vagamente su anterior libro de relatos "Pétalos" [2008] Las historias que narraba en aquel libro si que se me antojaron entonces raras o atípicas; obsesivas, compulsivas. Estas nuevas historias que nos relata en "El matrimonio de los peces rojos" [2013] no lo son tanto. Son historias de hombres y animales. O viceversa. Historias de similitudes, correspondencias y entrecruzamientos. Casi todas historias que convergen hacia las derrota cotidiana, hacia el tedio vital del ser humano. En el fondo los seres humanos también son animales. Animales de costumbres que además reflexionan sobre sus costumbres. Una mala costumbres. Deberíamos vivir sin pensar. Quizá fuésemos menos infelices. Nettel reflexiona sobre lo que nos une y nos separa de los otros animales. Sean peces rojos, gatos, cucarachas, serpientes u hongos (y otras bacterias). Cinco relatos que fluctúan entre lo evidente y lo sutil, entre lo subterráneo y lo superficial y donde el lector de relatos avezado puede rastrear las huellas literarias de otros autores igualmente interesados en las analogías entre animales y seres humanos. Un relato no tiene porqué ser verdad para ser creíble, pero tiene que se coherente para ser verdad.  Los relatos de Guadalupe Nettel, profundamente perturbadores en ciertos momentos, punteados por anomalías emocionales y otras repulsiones de índole similar, son relatos verdaderos porque guardan la prudente media distancia de la coherencia. Sacan al animal que todos llevamos dentro y lo muestran al borde del desamparo. Da igual que se trate de una crisis de pareja, que de la maternidad mal asumida o del amor y el deseo en la mediana edad. Temas complejos expuestos con  una intensidad que no está reñida con la claridad y la sencillez. Hay algo de bestiario iconoclasta en "el matrimonio de los peces rojos". Y mucho de osadía, de riesgo. Puede que todas las historias no estén a la misma altura o que alguna parte de alguna historia no este a la altura del resto, pero no le vamos a buscar los tres pies al gato. Los cuentos se deslizan por las páginas del libro como esa víbora que ocupa el terrário del último relato, con la libertad de un animal salvaje atrapado en un hábitat controlado. Podemos contemplar cómo agonizan los peces. Podemos observar cómo se extermina a las cucarachas. Pero no lograremos, una vez leídos estos relatos, librarnos del veneno de sus finales, quizá algo previsibles, pero contundentes y prometedores.

viernes, 4 de julio de 2014

A ROBERT MAPPLETHORPE / LA SEMANA DEL ORGULLO


Mañana se celebra en Madrid el día del orgullo gay. El fin de semana pasado se celebró en  otras ciudades de los cinco continentes.  Ni siquiera nos ponemos de acuerdo en eso. Existen muchos países donde no se puede celebrar el día del orgullo. Se tiene la impresión que hemos avanzado mucho y yo a veces tengo la impresión que hemos avanzado muy poco. De que en realidad retrocedemos. Vivimos de falsas ilusiones. Ciertamente los jóvenes homosexuales actuales lo tienen más fácil que los que vivimos nuestra juventud hace treinta años.  Cada uno vive según le toca y siente según le reprimen. El pasado 24 de junio estuve en Cartagena leyendo poemas dentro de la semana del orgullo que se celebró allí. Un recital cordial repleto de buenos amigos. El lema era "Palabras que son derechos".  Uno de los poemas que no leí esa noche por falta de tiempo, ya que éramos nueve poetas, fue este poema dedicado a Robert Mapplethorpe y que apareció publicado en mi primer poemario "Quedan las palabras", Premio de Poesía Miguel Hernández en 1997.

A ROBERT MAPPLETHORPE: FOTÓGRAFO, AMERICANO, JUDÍO, HOMOSEXUAL

                                             La belleza, un torso bruno,
                                             una columna erigida
                                             en honor al deseo,
                                             báculos nocturnos, cetros,
                                             elegías carnales,
                                             cuerpos atrapados
                                             en el momento justo.
                                             El paraíso en los labios
                                             de anónimos efebos neoyorquinos.
                                             No importa el objeto
                                             sino la mirada.
                                             Cuerpos bruñidos
                                             en la obsesión del opio.
                                             Naturalezas muertas.
                                             Bodegones de muslos
                                             y caderas. El deseo,
                                             un orgulloso Priapo
                                             prendido entre los labios.