domingo, 29 de junio de 2014

LOS FÍSICOS, FRIEDRICH DÜRRENMATT


Tiempo de lecturas atrasadas. Un paseo por unos puestos de viejo trae a mis manos "Los físicos"  comedia escrita en 1962 por Friedrich Dürrenmatt [Konolfigen, 1921-Neuchâtel, 1990]. Definir "Los fisicos" como una comedia ya es en sí una paradoja en sí. El lector o el espectador de la obra se puede reír, ciertamente, pero la risa no libera tensiones, sino que como mucho las atenúa. No es una risa positiva, sino una risa que se congela en la boca como un rictus amargo; una risa pesimista y sarcástica. La sonrisa de un cadáver. Porque Dürrenmatt escribe para desvelar que el mundo es un gran teatro donde se representa una opera bufa; una mascarada para seres estúpidos e inocentes. O no tanto. Su obra tiene pues un  marcado carácter moral. Y también, mortal. Hay varios asesinatos sucesivos de enfermeras, hay tres personajes considerados locos que se hacen pasar por científicos: Herbert Georg Beutler [Newton], Ernest Heindrich Ernesti [Einstein] y Johann Wilheln Möebius. Ninguno de los tres está loco, aunque los tres son lo que aparentan. Hay también una teoría  física revolucionaria que puede cambiar el orden mundial y una doctora deforme llamada Mathilde von Zahnd. Y unos diálogos repletos de frases elaboradas y contradictorias. Esas frases filosóficas que hace que el alemán sea tan adecuado para el pensamiento filosófico como lo es el español para la poesía. La obra se desarrolla en tiempo real. Unidad de lugar y de tiempo a rajatabla.  Lo que comienza como una obra detectivesca con tendencia al absurdo se va decantando conforme avanza la obra hacia una tragicomedia negra de implicaciones morales absolutas. Los diálogos no tienen desperdicio:[ Inspector: No se trata de asesinos, sino de locos, y éstos pueden matar en cualquier momento. / Doctora: Los sanos también, y con mayor frecuencia.] De vez en cuando aparece la figura del rey Salomón. Y claro las paradojas: "Si se está en el manicomio, la mejor forma de anular el pasado es comportándose como un loco". "No hay nada más absurdo en el mundo que el ardor con que se sacrifican las mujeres". El final de la obra es demoledor sea dicho por un físico loco o por un físico cuerdo: " Lo que se pensó una vez, ya no puede ser revocado". Hay una dura reflexión sobre la locura del poder. Sobre la necesidad del poder de "apoderarse" de todo, especialmente de los conocimientos que le son útiles para gobernar el mundo. En el fondo el manicomio es una metáfora de una empresa que necesita obtener beneficios. El monopolio económico del poder. La doctora von Zahnd no es una solterona jorobada con pinta de hermanita de la caridad. Busca la venganza tanto como la protagonista de "Visita de la vieja dama" [1956] de la que se rodó una magnífica versión desde mi punto de vista aunque  los críticos son más rigurosos; titulada "La visita del rencor" [1964] rodada por Bernard Wicki con mi admirada Ingrid Bergman en el papel de Clara Zachanassian. Inolvidable la frase: "El mundo me convirtió en una puta y ahora yo convertiré el mundo en un burdel". Algo parecido busca la doctora Mathilde von Zahnd porque "quien se enfrenta a la paradoja, se expone a la realidad".

domingo, 22 de junio de 2014

SOLO LO AMANTES SOBREVIVEN JIM JARMUSCH


Cuánto tiempo sin asistir al estreno de una película de Jim Jarmusch [Akron, Ohio, 1953] en el cine. Creo que desde el estreno de Broken Flowers [2005]. Película que quizá se estrenó por estos lares debido al suntuoso reparto que intervenía en ella: Bill Murrya, Jessyca Lange, Sharon Stone, July Delpi y Tilda Swinton. Jarmusch repite con la Swinton, actriz a la que literalmente adoro desde sus tiempos de musa de Derek Jarman. Soy capaz de ver cualquier película en la que intervenga  esta actriz y si, además, la dirige Jarmusch y trata de vampiros y música, que más se puede pedir. "Solo los amantes sobreviven" [2013] es una película nocturna ya se desarrolle en Tanger o en Dteroit. No podía ser de otro modo tratándose de una película de vampiros.Jarmusch en estado puro. Cien por cien. Minimalismo conceptual. Ritmo moroso. Largos paseos nocturnos por Detroit  en coche. Espacios desolados, ruinosos, caducos, pero de una belleza fascinante. Los amantes de Jarmusch se aman, pero viven en ciudades distintas. Es lo que tiene la eternidad. Son seres cultos que ha vivido varias vidas diferentes en siglos distintos y que han ido dejando en cada época indicios de su talento, y su sabiduría. Seres longevos  que solo viajan de noche con pasaportes falsos con nombres de resonancias científicas y literarias: Fibonacci, o los personajes principales del Ulises de Joyce. Todo muy cool, todo muy inteligente. Chistes privados aparte.  La eternidad da para aprender muchos idiomas. El personaje  de Adam interpretado por Tom Hiddleston es un  romántico compositor atormentado, capaz de regalarle a Schubert el adagio de sus quinteto y que según afirma ya solo compone música funeraria.  Swinton es Eve. Estamos aquí ante una historia de resonancias bíblicas. Una historia de supervivientes. El resto de la humanidad es gente en descomposición: zombies. Es lento el desarrollo de esta historia de amor, tan lejos y tan cerca. El humor es seco y  no solo verbal. Un humor que remite a otras películas de este mismo autor que vi años atrás cuando el era un cineasta de culto y yo un espectador de sala de arte y ensayo. Películas como "Permanent Vacation" [1980], "Down by Law" [1986] "Mystery train" [1989], "Ghost Dog: The Way of the Samuray" [1999] Uno admira a Jim Jarmusch porque siempre ha rodado el cine que deseaba rodar, con su peculiar estilo, con sus actores músicos, con su blanco y negro  y sus historias que suceden en diferentes lugares. Un cine atípico para espectadores atípicos, fuera de la norma y del sistema. Esta sí que es una película que con los años será una película de culto y a revisar. En la sala donde se proyectaba éramos cuatro. Para qué más.

sábado, 21 de junio de 2014

LAS DOS CARAS DE ENERO, HOSSEIN AMINI


Tanto en la vida como en el arte, el triángulo es la forma geométrica perfecta. Sus variantes admiten todo tipo de interpretaciones líricas,  emocionales o mentales. Patricia Higshsmith [ Forth Wort, 1921 - Locarno 1995] fue una consumada maestra en amargarse la vida, viviendo a su manera, y en el arte de los triángulos aplicados a la novela de suspense donde cada mirada y cada palabra y cada silencio es una vuelta de tuerca. Aplicaba la psicología tortuosa y clínica del alma torturada. La única que cabe aplicar al ser humano por muy encantador y equilibrado que éste nos parezca. Las dos caras de enero, es un a novela de 1961. No la he leído, aunque soy eso que se llama vulgarmente un empedernido lector de novelas policíacas y aunque durante unos años leía a la Higshsmith como si fuese la Biblia, ni llegó a mis manos. Sin haberla leído y a pesar de saber que se ha respetado en lo esencial la trama de la novela, "Las dos caras de enero", la película de Hossein Amini [Irán, 1966] no termina de ser la película que se merecía la autora del texto original. Se intuye entre las grietas del celuloide.  Y la verdad es que no sé la razón. La química entre los actores funciona y existe cierta ambigüedad emocional al principio, pero en un momento dado se pierde, de diluye. Esa fascinación/ decepción en la relación padre hijo que pespuntea alguno de los mejores momentos debería haber sido la tónica general de la película, pero no sucede así y se recrea más en la superficie atormentada de los personajes que en el interior culpable de una relación a tres bandas donde cada cual tiene sus razones, casi todas egoístas, hipócritas y humanas. Los malvados de la Higshsmith siempre son fascinantes porque su maldad está completamente matizada. Un ladrón es el que atraca un banco, pero también el niño que le roba diez euros a su madre. El niño de los 10 euros acabará siendo el ladrón de bancos.  Tan ladrón es Viggo Mortensen, estafando a su clientes con inversiones fraudulentas, como Oscar Isaac, timando a los turistas en el cambio en sus compras de souvenirs. La ambigüedad del mal a pequeña escala. Lo malo es que uno mientras ve la película piensa en qué hubieran hecho otros directores con secuencias como la de la muerte del detective privado en el baño o el largo paseo  de Viggo Mortensen por los pasillos del hotel con el cadáver del detective o la del intento de asesinato del guía turístico en las ruinas o toda la secuencia final de la persecución en Estambul. La corrección es la norma, pero falta ese plus que hubiera dado a "Las dos caras de enero" categoría de película de culto para los amantes de las adaptaciones cinematográficas de las novelas de esa gran pesimista existencial que fue Patricia Higshsmith.

domingo, 15 de junio de 2014

MEMORIAS DE UN AHOGADO, JUANA CORTÉS AMUNÁRRIZ


"Memorias de un ahogado" [2009, Colección Almirante / Edcitorial El tercer hombre].Uno no compraría esta novela de iniciación de Juana Cortés Amunárriz [ Hondarribia, 1966] por  el diseño de la portada, pero es por lo único que uno no la compraría. El resto es literatura de primera necesidad y alta calidad.  La contraportada promete mucho menos de lo que da : "Jota es alcohólico, un fracasado y un  homosexual que no  se ha reconocido como tal...Miguel es también Silvia, una mujer despampanante que se lleva de calle a cualquier curioso". Son dos personajes destinados a encontrarse y levantar ampollas en la piel del otro. No se trata de ampollas morales. Se trata de la vida que duele, aunque la autora haya apurado el artificio novelesco, el azar y otras contradicciones y paradojas, acumulando gestos melodramáticos y golpes de efecto. Somos la suma de nuestros errores y la resta de nuestros aciertos. Somos todo y nada. Jota no se acepta. Bebe, se siente insatisfecho. Abandona el fondo de la botella  y conoce a Miguel que es también Silvia y  con él conoce las saunas y el sexo por el sexo que es el único sexo que merece tal nombre, ya que lo otro es amor y eso es otra cosa. ¿Por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo? como la dichosa película. Hay también el típico amigo gay dicharachero y sin complicaciones vitales aparentes, y una amiga con cáncer que se queda embarazada y un padre lejano y ajeno. Con estos mimbres Cortés Amunárriz construye una historia solvente y descarnada, repleta de frases cortas y brillantes, sentenciosas. Está contada en primera persona y abunda en  detalles sexuales explícitos. No hay moralina ni prejuicios morales con respecto al tema. Por eso quizá sea el final lo que menos me satisfaga a pesar de su lógica. No se puede traicionar la psicología de los personajes. Aquí podría alargarme, pero no quiero, sobre el asunto de si existe una novela tipicamente gay escrita por hombres para hombres y una novela tipicamente lesbiana escrita por lesbianas para lesbianas. Esta novela rompe el esquema preconcebido y es una de la mejores novelas sobre un personaje homosexual masculino escrita por una mujer. Algunos escritores masculinos ni siquiera irían tan lejos como lo ha hecho la escritora de Hondarribia. "No recuerdo que en esa historia nadie hablara de follar. Pero soy consciente  de que entre las necesidades básicas, al menos entre las mías, está el sexo....El que nos  la comamos unos a otros en una orgía no es depravación. El que uno me dé por culo mientras yo le doy a otro, y así en cadena, hasta corrernos todos en una especie de tren, en el que el maquinista además se hace una paja, no es una depravación. Es sexo. Todo es sexo. Puedo pensarlo y hablar de ello. No soy alguien sucio por hacerlo".  Implacable. Impecable.  Ya digo, puede que el final no esté a la altura de mis expectativas, no porque traicione a los personajes, que no lo hace, sino porque propone más de lo mismo de manera diferente. "Memorias de un ahogado" es del año 2009 en la edición  que compré hace un mes, después de que un amigo me pusiera sobre la pista de su autora. Difícil de encontrar, pero no imposible. Palabras como esquirlas que desgarran la carne del deseo. Quien pueda acercarse a ella, que lo haga, no saldrá defraudado.

sábado, 7 de junio de 2014

COMPRO ORO, ISAAC ROSA


"Compro oro". Un título y una de esas frases hechas  o expresiones solidificadas por el lenguaje que podemos ver en cualquier ciudad en un cartel. Como "Se vende" . Como "Prohibido fijar carteles".  Frases hechas, sintagmas paradigmáticos o paradójicos. Estructuras sedimentadas, fosilizadas en el imaginario colectivo. Los escritores tienden a facilitar la identificación del posible lector con la obra.  Les dan facilidades, o al menos lo intentan. Los lectores son escasos. Los lectores son cómodos. No arriesgan. Los críticos también suelen ser cómodos. Y los políticos. Y los empresarios. El espíritu crítico es una falacia o cuando no lo es suele estar corrompido por egoísmos personales. Todo crítico, como todo político, empresario o banquero encierra dentro de sí un pequeño dios vengativo. "Compro oro" el es título de un libro de relatos de Isaac Rosa [Sevilla, 1974]. Del primer  libro de relatos de Isaac Rosa. Doce relatos que le dan la vuelta a la crisis social como se le da la vuelta a un calcetín.  Antes ya era autor de una corta y breve e inteligente obra narrativa: El vano ayer [2004]; El país del miedo [2008]; ¡Otra maldita historia sobre la guerra civil! [2007] nueva versión de su primera novela publicada en 1999. La mano invisible [2011]; La habitación oscura [2013]. Isaac Rosa quiere facilitarle al lector el acceso a estos relatos, uno por mes, publicados en la revista "La marea". Lo titula "Compro oro" porque considera que el título es una  buena metáfora de la sociedad actual donde todo se compra y se vende no atendiendo a su valor intrínseco sino atendiendo a los complejos mecanismos de un capitalismo feroz. Compro oro es también el título de un libro de poemas de Harkaitz Cano, publicado en 2011 por la editorial Huacamano. Es lo que tiene facilitar la labor al lector. Se crea confusión. Pero Isaac Rosa es un escritor excepcional. Nos pone delante la zanahoria, pero detrás de ella está el palo con el que piensa golpearnos la conciencia. La mala conciencia social que el cómodo lector burgués tiene.  Porque el lector es burgués y cómodo. Busca el final feliz, el colorín colorado y estos cuentos son en blanco y negro, estilo fotocopia de una fotocopía. Los pobres no tienen tiempo para perderlo leyendo historias sean en blanco y negro o en color. Bastante tienen con buscarse la vida y sobrevivir. Nos están abocando a una sociedad de la incultura y de la supervivencia. Este es un libro de relatos para burgueses con mala conciencia. Como esos vecinos que después de despedir al portero del edificio, para que el inmueble no pierda valor  -catastral o no; social o no-, se turnan para realizar las labores del portero despedido. O para esa clase media que ha perdido un par de escalones sociales y se dedica a mandar currículos a las empresas falseando su edad o sus habilidades laborales en la escala social. Cuentos crueles por  cuanto tienen  de descarnado análisis de un país en crisis inducida por el capitalismo intolerante y depredador de políticos y banqueros. Un país donde los empleados tienen un miedo racional al despido irracional, o al revés. Donde no todo el mundo es apto para trabajar y menos como lector. Un trabajo, el de lector, que no está demasiado bien pagado y en el que no hay derecho de huelga. Utopías pesimistas que están a la vuelta de la esquina y donde un despido en lugar de unir a una pareja la destruye.  Doce instantáneas rápidas y dolorosas. La vida misma en estado puro y duro, como ese oro que se compra y se vende y que da título al libro y que el autor considera la metáfora perfecta de una sociedad en descomposición. No todos los relatos están a la misma altura. Alguno me parece prescindible a pesar de su candente actualidad. Otra expresión carente de sentido. Me cae simpático "Verano azul". Pero desde luego los dos mejores desde mi punto de vista son los dos primeros "Finca con portero" y "Últimos movimientos". Frente a la intrascendencia de la mayoría de la literatura que se escribe y publica actualmente los relatos de "Compro oro" escuetos, directos, secos, críticos y poco complacientes valen no  por su peso en oro sino por su convicción de que la literatura puede mover las conciencias.