sábado, 25 de enero de 2014

AGOSTO JOHN WELLS / TRACY LETTS


Podría afirmar que me ha gustado "Agosto" [2013] John Wells, pero quizá no tanto como hubiera podido gustarme. Uno ve el potencial dramático de la obra de teatro y  comprende que la película se queda corta, muy corta; casi si vuelo a pesar de la encomendable aportación de sus interpretes. Hay tantas sugerencias desaprovechadas, que uno piensa en lo que hubiera podido y no es. Sin embargo tenemos lo que tenemos. A Mery Streep en plan Meryl Streep versión Elizabeth Taylor / ¿Quién teme a Virgina Woolf? O sea en plan estrella desaforada y sublime y maravillosa y divina de la muerte a pesar de aparecer con el cabello casi al rape por la quimioterapia del personaje y un jersey oscuro  arrugado y con manchas y una pelucas imposibles. Ella es la estrella del espectáculo. Todo gira a su alrededor. Ella es la madre, la gran devoradora y castradora de la función. Un personaje digno de Lilliam Hellman. Baila, grita, insulta, vomita, es adicta a los fármacos, se  pone gafas de sol y lo sabe todo. Todo. Qué terrible palabra. Saberlo todo, incluso los pequeños secretos de familia. Es Violet. Un nombre muy apropiado. Se podría ver un eco lejano de la Violet Venable de "De Repente el último verano"[1958] de Tennessee Williams. Otra madre castrante y dominante.  Por cierto en la película dirigida por Joseph L. Mankiewicz sobre esa obra también andaba la Taylor, aunque la madre fue mi adorada Katharine Hepburn. A lo que iba. Qué hay muchos teatro y del importante detrás de "Agosto". No me olvido de la influencia principal: Eugene O´neil y su doloroso e íntimo "Largo viaje del día hacia la noche" [1941]. Y que casualidad la madre drogadicta de la función cuando la obra fue adaptada al cine por Sidney Lumet fue también Katharine Hepburn. Lo importante de "Agosto" no es solo lo que se dice, sino lo que no se dice; lo que queda entre líneas. Y se dicen bastantes cosas y bastante crueles y duras. Pero son la sugerencias las que dotan de fuerza toda la podredumbre y la mierda  que los personajes principales se echan los unos a los otros. Madre adicta a los fármacos. Beverly, el padre profesor y poeta alcohólico y suicida. Tres hijas con una infancia difícil que intentan sobrevivir cada una a su manera. Dos que se marchan, una que se queda pero que también desea marcharse y se ha enamorado de su primo. Un cáncer. Barbara la hija díscola y con talento, la gran decepción del padre según la madre, con un matrimonio fracasado por la infidelidad del marido con una chica más joven, pero intentando aún aferrarse a los restos aunque no sirva de nada. La hija desorientada. La hermana  descarriada interpretada por una  Juliette Lewis zarandeada por la vida, que en "El cabo del miedo" [1991] interpretó un papel similar al de la hija adolescente de Julia Robert. Un entramado de celos, decepciones, engaños, culpas y traiciones. Y de fondo la soledad y la desolación humanas. Dos personajes totalmente desaprovechados que daban a para una obra completa ellos solos son la hermana y el cuñado de Violet. Pero eso sería obra obra. Desde luego la familia será la base de la sociedad, la célula primigenia, pero en una sociedad como la actual, las familias no son una solución, sino un problema. Nunca los han sido, pero ahora menos que nunca. Como bien afirma uno de los personajes de la película, las familias apenas la componen unos seres que han nacido allí por casualidad. El concepto de seno familiar es una estupidez. Y como afirma el padre poeta refiriéndose a un verso de T. S. Eliot: La vida es muy larga. 

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