sábado, 27 de julio de 2013

ANTES DEL ANOCHECER RICHARD LINKLATER


Esto va de cine y trilogías[ El padrino, Bourne, Star Wars, Hannibal Lecter, Aliens, Matrix, Milenium...] porque los libros que estoy leyendo a la vez los tengo todos a medias.  Soy un lector lento y soy de los que opinan que no hace falta haber visto las tres partes de una trilogía para valorarla.  Me pasa con la trilogía del director Richard Linklater [ Houston, 1960] Me perdí la primera parte "Antes del amanecer" [1995] Aquel año vi muchas películas pero no ésta. Vi  entre otras: Pulp fiction, Quiz Schow, Leyendas de pasión, La flor de mis secreto, Prospero´s Book, El profesional, Pret-a-porter, Ed Wood, Smoke, El día de la bestia, La ciudad de los niños perdidos,  La boda de Muriel, En la boca del miedo, Kalifornia, La muerte y la doncella...Tampoco se trata de decir si esta tercera parte es la mejor de las tres o la más floja. Se trata más de valorar la evolución  dramática de los personajes interpretados por Julie Delpy [Céline] y Ethan Hawke [Jesse]. En la película se habla mucho. En la anterior también, pero menos. Del romanticismo abierto se pasa a la decepción de la rutina de una relación que se va desgastando. Demasiado bla,bla,bla.El director intenta demostrar su virtuosismo. Esa larga conversación en el coche en plano fijo del principio donde se plantea la primera grieta de la relación de pareja. Me gusta que los personajes puedan vivir de forma independiente pero hayan decidido vivir juntos con las renuncias que eso conlleva. ¿No es eso una pareja? Se cortan demasiados tomates. El amor paternal  y la nueva masculinidad están sobrevalorados y la relación de pareja también. Asusta el miedo a la soledad. La sociedad actual, la hipócrita sociedad actual está basada y montada sobre el miedo. Sobre el miedo a perder...A perder a tu pareja, a perder tu trabajo,  a perder el tiempo, a perder la vida. Nadie se da cuenta de que lo estamos perdiendo todo desde el principio, desde que nacemos. Bueno me salgo por la tangente. Vale la película se deja ver, se deja querer. Quizás la música tipo nana me irrite un tanto por su tono juguetón. Y los actores están espléndidos. Ella puede que mejor que él. Claro que a ella la admiro desde que la descubrí en la trilogía de Krzysztof Kieslowski: "Azul" [1993] "Blanco" [1994] "Rojo" [1994] Una trilogía pensada para ser trilogía. Posiblemente la de Linklater no fuese pensada como trilogía sino que ha devenido  trilogía por la evolución y la amistad del director y de los actores, que ya figuraban como guionistas en "Antes del atardecer" [2004] y en ésta última. Puede que alguien se aburra con tanto bla, bla, bla. No vuela ningún coche por los aires ni asesinan a nadie a comienzo. Está ambientada en Grecia, pero apenas se nota. Es un poco como decir que Grecia ya no existe. Podría estar ambientada en un país del tercer mundo en vías de extinción, estamos en la ruinas de la civilización capitalista que nos ha traído hasta este estado social del malestar. La película tiene su dimensión social. El director pretende que sepamos que es un cinéfilo. Hay un guiño a Te querré siempre [Roberto Rossllini, 1954] con Ingrid Bergman y George Sanders recorriendo Italia y sus ruinas, símbolo de la descomposición emocional de su matrimonio. Desde luego frente a todo el cine para mentes planas que copa las carteleras hay que darle una oportunidad a "Antes del anochecer". La última parte de una trilogía que nada tiene que envidiarle a otras más pensadas. Quizás dentro de unos años podamos ver de nuevo a la pareja y comprobar si han superado esta primera crisis de la madurez. 

viernes, 19 de julio de 2013

EL DANZARÍN Y LA DANZA ANDREW HOLLERAN



 Muchas veces me he preguntado qué nos queda de cuanto leemos cuando pasan los años y la memoria, poco a poco, se va derrumbado como si fuese una casa antigua, antaño acogedora, pero ahora inhóspita y lúgubre y decrépita. ¿Queda algo? Esta semana penosa por la muerte de un familiar querido que se ha llevado con él muchas historias de mi infancia que ya no podré recuperar he dedicado unas horas a ordenar mi desvencijada biblioteca adolescente, la que sobrevive en el despacho que mantengo en casa de mis padres y he dado con mi viejo ejemplar de Argos Vergara de "El danzarín y la danza", la novela de Andrew Holleran, seudónimo de Eric Garber, [1944] que se publicó a finales de los años setenta. Yo debí leerla a principio de los ochenta, en mis últimos años de universidad y ahora me pregunto, qué recuerdo de aquella novela que entonces, como tantas otras, me salvó la vida, o me salvó de la indiferencia de la vida, de la rutina y el tedio y el hastío de un presente gris y conformista en una pequeña ciudad de provincias. La novela fue una iluminación en aquella época. Una época donde no era fácil leer literatura gay. Y menos de cierta calidad literaria. Es algo que ahora no se aprecia, cuando tan fácil es acceder a todo tipo de información; pero entonces eran otros tiempos. Por desgracia de aquella crónica del mundo gay neoyorquino repleto de sexo, drogas, prostitución y promiscuidad pre hecatombe SIDA apenas guardo recuerdos borrosos. La singularidad de que este narrada en primera persona del plural, el incendio final en la sauna, quizás. Y por supuesto los dos personajes principales Anthony Malone y Sutherland. Dos prototipos de la época que todavía siguen existiendo hoy día si uno rasca debajo de la capa de falsa modernidad que recubre el ambiente gay moderno y abierto que parece que estamos abocados a vivir como si fuésemos eternos adolescentes. Todavía quedan muchos Malone encubiertos. Pero "El danzarín y la danza" es una oda a la vida loca y desenfrenada en una ciudad que simboliza como ninguna la libertad en todos los sentidos. Odisea Editorial la ha vuelto a editar, esperemos que con mejor traducción que la de entonces. Quizás no deba volver a releerla. Hay lugares donde hemos sido felices a los que no deberíamos volver nunca. Por higiene sentimental. Pero desde luego, quien que no la haya leído, sería imprescindible que se acercase a sus páginas, aunque solo sea por arqueología literaria. El hermoso cadáver de Anthony Malone se conversa como hace más de treinta años; incorrupto. Yo me quedo con los versos de William Butler Yeats que sirven de apoyo al título de la novela: How can we know the dancer from the dance? Pues eso ¿Cómo distinguir al danzarín de la danza?


domingo, 14 de julio de 2013

EL FILO DE LA HIERBA HARKAITZ CANO


"El filo de la hierba" [Roca editorial, 2007] es un título que encierra en sí mismo la metáfora de un modo de entender la literatura. La literatura como arma cargada de futuro. Las palabras como armas afiladas que cortan y que hieren a quien se acerca a ellas. La novela es breve, mucho, e intensa, demasiado. Cuenta una de esas historias que se construyen sobre la hipótesis de qué hubiera pasado si...en este caso, qué hubiera pasado si Adolf Hitler no hubiera muerto en 1945...La novela comienza con el pequeño hombre entrando en Nueva York. Nueva York es el símbolo de la libertad por excelencia. Su estatua también juega un papel destacado en la historia. Y un emigrante ilegal que viaja en su interior y antes rellenaba huecos en una mina. Y un comediante que se atrevió a rodar una película titulada "El gran dictador." Hay mucho cine en esta novela breve, concisa y descarnada. Poca hierba y mucho grano. 123 páginas, 29 capítulos. La sostiene el ritmo poético de su lenguaje. Qué otra cosa es la literatura que lenguaje y ritmo. Palabras que cortan, palabras que hiere. Literatura. No sé bien si "El filo de la hierba" es una fábula perversa o una distopía. Está cuajada de  frases e imágenes desconcertantes y maravillosas:  La nausea precedía a todo // Las ratas no comen ratas. // Las tortugas cambiarían el mundo si se lo permitiéramos. // La ciudad era un wagnerfono: Wagnerberg. // No resulta  cómodo, por lo general,  alojarse y vivir  dentro de la cabeza de cualquier mujer. //  La tendencia a convertirnos en mueble es ineludible...//Abundan. Pero sobre todo abundan los hallazgos verbales que se van repitiendo a lo largo de las breves páginas de esta novela sobre el poder de la palabra, la soledad del artista y la supervivencia.  Hay reflexiones sobre la belleza de la obra inacabada: ...los fragmentos superan en belleza a la totalidad...Nada puede superar la fuerza de  una obra de arte abierta. Reflexiones sobre la estructura del mundo y la realidad: ...las cosas, los mundos y la vida están  formados por estratos...Por capas. Reflexiones sobre el hombre como ser en movimiento: Quien no tiene alma de polizón no merece estar vivo. El comediante después de ser torturado por el pequeño hombre sobrevive y escribe un manuscrito que solo será leído por él y por el viejo emigrante  que llegó a Nueva York en el interior de la corona de la estatua de la libertad. Al final de la historia  el comediante y el pequeño hombre se confunden. ¿Importa quién de los dos muera en el penúltimo capítulo? Como se afirma en uno de los capítulos: ...ser borrado de la memoria de la gente  resulta terriblemente doloroso. Terriblemente doloroso al principio, pero también sumamente tranquilizador después.  No sé, yo he disfrutado enormemente con su lectura.  Si disponen de un par de horas que perder, léanla; les aseguro que no las perderán en absoluto.

viernes, 12 de julio de 2013

RECORTES DE MI VIDA AUGUSTEN BURROUGHS


Augusten Burroughs nació en Pitssburgh en 1965.  Burroughs es el autor de "Recortes de mi vida" [2002, Anagrama]. El protagonista de esta novela autobiográfica se llama como el escritor de la misma, que en realidad se llamaba Christopher Robinson, antes de cambiarse el nombre a los dieciocho años. Uno es el nombre que elige para enfrentarse al mundo, sus miserias, y sus derrotas. Christopher Robinson es Augusten Burroughs. Un tipo que encabeza su novela con una cita de un eterno insatisfecho, Jules Renard: Busca el ridículo en todo y lo encontrarás. La infancia cuando la recordamos desde una prudente distancia suele ser ridícula. Los dramas y problemas de esta etapa de la vida vistos con perspectiva son algo menos que nada. Los dramas y problemas de Augusten Burroughs no parecen especialmente cruentos, pero son sus problemas y sus dramas. Odia y ama a su madre, aprendiz de poeta, bipolar, histérica y lesbiana aunque todos digan que se parece a Lauren Bacall. Admira a su hermano o quizás le envidia. No sabe muy bien que aspira a ser en la vida. Su homosexualidad no parece preocuparle en exceso. Es egoísta y narcisista y tan histñerico como su madre. Le gusta que todo encaje a la perfección, que todo sea brillante y reluciente, pero en su vida nada es ni brillante ni reluciente ni parece encajar de ninguna manera. Es lógico que el primer capítulo de la novela se titule "Aquí falta algo". No existe realmente un  hilo argumental sólido. Tampoco importa. La novela se titula "Recortes de mi vida". Nos bastan los fragmentos para hacernos una idea aproximada de la vida de este niño que es "regalado" por su madre, incapaz de cuidarlo, a la esperpéntica familia de su psiquiatra, el doctor Finch. Se rompen muchos tabúes en esta novela. Todo es profundamente cínico y  desmesurado. La familia  del farsante doctor Finch es una familia circense.  Desde, Agnes, la madre, siempre barriendo y cantando;  pasando Natalie la hija gruesa, Hope, la hija que lee el destino en la Biblia como el padre es capaz de leerlo literalmente en las defecaciones;  hasta Neil Bookman el hijo adoptado y pedófilo. Los capítulos llevan unos títulos estremecedores y desopilantes: "El masturbatorium", "Creció sin un diagnóstico correcto", "El placer del sexo (edición preadolescente)", ""Un desastre de veinte centímetros", "Lecturas de la taza del váter", "Puedes hacer conmigo lo que quieras", "No eres más que un objeto sexual" o "Al final lo vas a conseguir". A veces prometen más de lo que ofrecen. Cada título podría se el principio de un excelente poema. Lo mejor es el tono de la novela. Un tono distanciado como si el protagonista se mirase a sí mismo con suficiencia y desapego. Nadie sale demasiado bien parado. Todos son terriblemente necios, incluido el protagonista que parece convencido de que al final logrará hacer realidad sus sueños y ser un poco como Liza Minelli cantando Si lo consigo allí, lo conseguiré en cualquier sitio...Abundan las referencias de la época, tanto cinematográficas como literarias, musicales y televisivas. Es parte del encanto de esta novela que se lee como si te estuviesen acariciando la planta de los pies con una pluma de ganso, pero que te deja un regusto amargo en la boca.  Imprescindible, el epílogo de dos páginas donde se da cuenta del destino de algunos de los protagonistas de estos recortes  de mi vida.

sábado, 6 de julio de 2013

STOKER, CHAN-WOOK PARK


Después de diversos retrasos inevitables, por fin, he podido ver "Stoker" dirigida por Chan-Wook Park [Seul, 1963] Es una película que viene definida como de suspense psicológico. Y saben, todo lo psicológico y de suspense remite al maestro, a Alfred Hitchcok. En esta ocasión el referente parece ser "La Sombra de una duda" [1943] Supongo que por la figura del tío de la protagonista, encantador y perverso, asesino de viudas acomodadas. Pero en ese punto se acaba el parecido. "Stoker" es un tour de force a tres bandas, entre la viuda no tan desconsolada, elegante y maravillosa Nicole Kidman - tanto antes como después de sus retoques-, el intrigante y perturbado hermano del difunto marido, Matthew Goode y la compleja y rara hija, Mia Wasikowska. Un triángulo de ángulos agudos y afilados. La estructura de la película que más que circular es sinuosa está repleta de inquietantes primeros planos de detalle, de fundidos, de insertos y de elementos sincopados por la fascinante música de Clint Mansell. La secuencia del piano a dos manos es magnifica. Tres personajes, una casa en las afueras, un ama de llaves que desaparece, una tía fisgona interpretada por Jacki Weaver -a quien todavía recuerdo con estremecimiento por su papel de madre en "Animal Kingdom"  y más lejanamente por "Picnic en Hanging-Rock" dirigida por Peter Weir - y un sheriff poco intuitivo completan el reparto principal. Abundan los zapatos como elemento metafórico y hay una llave y muchas cartas y unas gafas de sol y un cinturón y aves disecadas que podrían aludir a "Psicosis" de Hitchcock y una secuencia de ducha con masturbación incluida. Pero sobre todo hay un desasosegante trabajo con la luz y las texturas. La fotografía de Chung Chung-hoow es algo más que espléndida. Demasiadas cortinas, un rojo degradado en las paredes, como si hubiesen escupido sangre, unos verdes hipnóticos. Siendo luminosa es una película agobiante y oscura por dentro, malsana, como si el color se impregnase de la maldad congénita de los personajes. Me recuerda mucho el trabajo de David Lynch en "Terciopelo azul" [1986] otra historia de personajes profundamente alterados. El personaje del tío Charlie solo viene a despertar lo que estaba dormido en el interior de la sobrina. No es una película determinista, pero en cierto modo anuncia que es difícil escapar a nuestro destino. Frente al cine para niños de papá con  neurona cero por ciento, "Stoker" es una lección de cine inteligente y meditado. Ignoro si es o no una obra maestra, pero se le parece mucho.

viernes, 5 de julio de 2013

POEMARX DAVID BENEDICTE

Sí, lo sé, había prometido no escribir sobre poesía y en un par de ocasiones he roto mi promesa. Ahora vuelvo a reincidir para comentar "Poemarx" de David Benedicte [Madrid, 1969]. Mira que ya son ganas de meterme en camisas de once varas y buscarme problemas. Benedicte no es amigo mío, ni siquiera conocido lejano. Intento no escribir sobre mis amigos que escriben para evitar que dejen de ser amigos míos, supongo. El problema es que si no escribo sobre ellos, algunos se enfadan igual. Es como cuando votas a un partido o dejas de votarle. Si les votas, aunque lo hagan de pena, piensan que lo hacen de maravilla. Y si no les votas piensan que la culpa es del votante que no les comprende y es estúpido e inculto. Siempre he dicho que escribo en este blog sobre lo que me apetece y lo que me da la gana. Intento escribir siempre sobre cosas que considero interesantes, incluso aunque no me parezcan totalmente magnificas. Busco libros o películas o asuntos que se salgan de la norma. "Poemarx" se sale de la norma. No sé si me ha gustado o no. Tampoco importa, pero no me ha dejado indiferente como me sucede con  la mayoría de los poemarios que leo acompañados del rótulo "Premio de poesía..." A este le ha tocado en suerte el Premio de Poesía Ciudad de Badajoz. En "Poemarx" todo es desmesurado algo caótico. Salen muchos Marx:  Karl Marx, y Harpo Marx, y Ennis del Marx, y Romarx Polanski.  Y otros Marx. Ya se puede apreciar, humor negro por un tubo. Hay un intento a medias conseguido de épater le bourgeois o sea de épatar alos poetas más o menos establecidos, un poco al estilo de los poetas decadentes franceses de finales del XIX. Hay muchas ganas de llamar la atención y ser el más listo de la clase. Muchos poemas largos con justificación a la francesa tipo "Croché de izquierda" o "Kate Morx" o "Verano azul". Hay un gusto estimulante y fresco por provocar al lector. Hay mucho cine. Incluso una "Kar Telera" final que incluye interesantes títulos cinematográficos revistados por Benedicte. A veces se pasa y a veces no llega y el poema se le queda en chiste, pero cuando acierta es genial. Un par de ejemplos: título [El padrino] Lo primero de todo es la familia; / de segundo, tenemos espaguetis. Titulo [Fantasía] ¿Cuándo desratizarán Disneylandia? Hay mucho sobreentendido y mucha mala leche. Y unas gotas de reivindicación  en poemas como "Chinatown" o "Elegía en Freedonia" y ganas de tocarle los huevos al personal bien pensante en poemas como "Aparición marxiana" o "The Walking Dead" que debería subtitularse de golfistas incorruptos y poetrastos falangistas, o "Brokeback Mountain" del que reproduzco el comienzo: Ennis del Marx encula a Jack Engels/ con ademanes de rudo vaquero/ mientras cuenta las ovejas del rancho/ ganadero de Brokeback, en Wyoming. Compré el libro en Barcelona y lo leí de un tirón en el tren de vuelta. Lo he vuelto a leer un  par de veces. Desde luego todos los poemas no están a la misma altura. Quién lo pretende. Es raro que a un poeta le salgo un poemario perfecto al cien por cien, algunos ni siquiera al cincuenta por cien y tienen premios nacionales de la crítica. "Poemarx" es imperfecto, pero abunda la imagen imprevista y perturbadora y el sentido visionario que no debe faltar en la poesía y a ratos provoca una sonora carcajada. Y está bien que de vez en cuando la poesía se tome tan en serio que no se tome en serio en absoluto y como  se  dice en uno de los poemas titulado "Frenopático": Ha de haber locura en la poesía / ha de haber locura en la poesía/ ha de haber locura en la poesía/ ...There have to be madnesses in the Poetry. Pues eso, ha de haber locura en la poesía porque como se afirma en otro de los poemas, en el fondo no somos más que lectores de códigos de barras. Si lo encuentran en alguna librería no pierdan la ocasión de echarle un ojo. Es un poemario en extinción. Puede que solo existan setecientos ejemplares.