sábado, 15 de junio de 2013

KONSTANTINO KAVAFIS RETORNA ALEJANDRÍA DESPUÉS DE HABER CRUZADO LA LAGUNA ESTIGIA



Esta mañana mientras escribía el post sobre "La misma ciudad" he recordado el poema que da titulo a este post  y que apareció publicado en mi poemario "Quedan las palabras" con el que obtuve el Premio Nacional de Poesía Miguel Hernández en 1997, pero que fue editado en el año 2000 por el Instituto de Cultura Juan Gil-Albert. Tanto el libro como el poema hubieran merecido mejor suerte. No sé, o quizás tuvieron la suerte que se merecían. 


KONSTANTINO KAVAFIS RETORNA ALEJANDRÍA DESPUÉS DE HABER CRUZADO LA LAGUNA ESTIGIA

No hallarás otra tierra, ni otra mar,
la ciudad irá en ti siempre.
K. Kavafis
  


          Alejandría, hoy vuelvo a ti
          encadenado a un mascarón de proa,
          surcando el mar del sueño.
          Hoy vuelvo a ti, ciudad incierta
          de mis veinte años,
          y me fascina tu perfil de alondra.

          Alejandría, hoy vuelvo a ti,
          a tus jardines y a tus noches.
          Tiene el recuerdo alas
          y sujetar  no puedo la memoria.
          ¡Son tantos años, tantos!
          ¿Qué cancerbero guardará
          los besos de los amantes
          en la penumbra del jardín umbrío?

          Alejandría, hoy vuelvo a ti,
          a las tabernas del amor secreto,
          cuando el amor no era quimera
          sino un tibio lecho
          una piel de muaré
          y unos ojos de ónix o berilio.

          Alejandría, 
          presiento la plaza y los jardines,
          y los besos que dulces como el vino
          reposan en la noche.
          Por esos, Alejandría, hoy vuelvo a ti
          en un bajel que surca 
          el láudano y a fiebre
          para ver florecer los mirtos
          mientras el sol, de carmesí 
          tiñe el crepúsculo.

          Ni siquiera Caronte
          me hará cruzar de nuevo la laguna Estigia.

A veces me pregunto qué fue del poeta primerizo ,o no tanto, que escribió estos versos. Qué lejos me parece todo aquello. Cómo ha cambiado mi forma de escribir y que poco mi pesimista visión del mundo y de las relaciones personales entre los seres humanos. El tiempo solo ahonda el dolor de ser uno mismo.

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