lunes, 29 de abril de 2013

WALTER BENJAMIN, DIRECCIÓN ÚNICA


Un libro pequeño puede ser un gran libro. Los libros no se miden por el número de páginas sino por el número de ideas y sugerencias que transmiten. "Dirección única" de Walter Benjamin  [Berlín, 1892-Portbou, 1940] es uno de esos pequeños grandes libros,  no por su tamaño sino por la cualidad etérea de su múltiples interpretaciones. Benjamin era judío [ Detlef Horlz Benedix Schönflers]  y pensador en un tiempo difícil. Su vida no fue fácil, pero su recuerdo permanece. Está el asunto de su suicidio. Por qué siento debilidad por los personajes suicidas. Quizás porque son capaces de renunciar a lo único que el hombre posee, la vida, cuando la vida ya no les es de gran valor o consideran que se ha degradado hasta carecer de valor. Al menos de valor moral o espiritual. "Dirección única" está dedicado a su amante Asja Lacis.  Rompieron el 1929, pero queda la obra. Me maravilla la cualidad poética de los títulos de los ddiversos fragmentos, algunos de ellos muy breves y sobre todo, entusiasma, la profundidad y clarividencia de algunos de su pensamientos: Convencer es estéril [pag.18]; El genio es laboriosidad [pag.19];...los grandes poetas, sin excepción, ejercen su arte combinatorio en un mundo que vendrá después de ellos...[pag. 20]; Toda repulsión es, en su origen, repulsión al contacto. [pag. 22]; La palabra conquista al pensamiento, pero la escritura lo domina. [pag. 42]; Nunca dejes de escribir porque ya no se te ocurra nada. [pag. 43]; Quien no pueda tomar partido, debe callar. [pag. 45]; Los libros y las prostitutas pueden llevarse a la cama. [pag. 47];  Los libros y las prostitutas se multiplican mucho.[pag. 48]; En un amor, la mayoría busca una patria eterna. [pag. 57]; A una persona la conoce únicamente quien la ama sin esperanza.[pag. 60]; Dios cuida de la nutrición de todos los hombres, y el Estado, de su desnutrición.[pag. 86]; Y no se pierdan los fragmentos agrupados bajo el epígrafe "Panorama imperial; viaje por la inflación alemana". Es un análisis tan ccertero del pensamiento alemán que tantos años después sigue vigente. Para ir entrado en materia un par de pinceladas: En el legado de frases hechas que revelan a diario la forma de vida del burgués alemán -esa aleación de estupidez y cobardía-, hay una, la de catástrofe inminente -el esto no puede seguir así-, que resulta particularmente memorable....la gente solo piensa en su interés privado más mezquino, pero al mismo tiempo su comportamiento está condicionado por los instintos de masa..."La pobreza no es vileza". Perfecto. Pero ellos si envilecen al pobre....Cuando había trabajo y se podía comer, también había pobreza, pero ésta no envilecía al individuo...sí envilece ...esta indigencia en la que han nacido y van cayendo otros cientos de miles a medida que  se empobrecen...Walter Benjamín, dirección única, insoslayable en los tiempos que corren. Nunca aprendemos de nuestros errores.

martes, 23 de abril de 2013

EFECTOS SECUNDARIOS STEVEN SODERBERGH

No sabría decir los motivos por los cuales me ha gustado "Efectos secundarios". Deduzco que deben ser varios los motivos y ninguno de peso. Es un película de Soderbergh, un director polifacético cuya carrera cinematográfica sigo de un modo guadanesco. O sea, veo sus películas según me pilla, pero no soy un acérrimo seguidor del directo de Atlanta.  Recuerdo haber visto  en los lejanos ochenta  "Sexo, Mentiras y cintas de vídeo" [1989] y también, esa joya poco valorada en blanco y negro titulada "Kafka" [1991]. Vi "Out of Sight" [1998] más por el reparto que por el director y  ¿Quién que se precie no ha visto varias veces "Erin Brockovich" [2000]? Aunque solo sea por Julia Roberts.  Me negué a ver "Solaris" por respeto  a Tarkosvky, pero desde 2009 he visto  prácticamente todas sus películas estrenadas en España incluyendo las recientes "Magic Mike" [2012] y la que aquí comento. "Efectos secundarios" es un thriller. Con los thrillers no soy discriminatorio. Me suelen gustar todos. Este es un thriller psicológico. Hay médicos que recetan antidepresivos y hay un crimen y también un falso culpable o dos o tres. Los falsos culpables son muy hichtcockianos. La película siempre parece estar contándonos otra cosa. Es escurridiza. Y oscura.  negra. La fotografía es malsana, oprime, agobia. "Efectos secundarios" es una película sobre las apariencias y sobre la frustración vital y es un comentarios soto voce que nos dice algo así como que siempre estamos solos para sacarnos las castañas del fuego. Algo así como ayudate a ti mismo porque si no lo haces tú nadie lo va a hacer por ti. Un mensaje muy américano que se está imponiendo en esta Europa tan insolidaria. Pero yo quería comentar en este post que me gusta  "Efectos secundarios" porque sus defectos secundarios son menores que sus importantes aciertos. Y por supuesto  porque están Rooney Mara y Catherine Zeta-Jones y el inmenso Jude Law a quien también he seguido guadanescamente desde "Gattaca" [1997]  "Medianoche en el Jardín del bien y del mal" pasando por "Coold Mountain", "Closer" [2004], "Sky Captain y el mundo del mañana", " My Blueberry Nights" [2007] hasta "Anna Karenina" [2012]. Ahora que el cine es un privilegio y elegir es de sabios, vayan a verla, no les defraudará.

jueves, 18 de abril de 2013

NORTEAMERICA PROFUNDA

Vamos a contar mentiras, vamos a realizar un viaje a un país imaginario, al esqueleto mental de un país imaginario que podemos llamar Norteamérica. Norteamérica como toda mujer de vida disipada solo puede ser ella misma. Una suma moral de sus tópicos. Juan Carlos Márquez [Bilbao, 1967] lo sabe y ha escrito un libro de relatos estructurado sobre una suma de tópicos perfectamente seleccionados y anotados a pie de memoria con referencias literarias, cinematográficas y musicales. Son cinco relatos, a cada cual, mejor. El libro de relatos se titula "Norteamérica profunda" [Salto de página, 2012] El título también es tópico. Me recuerda que podría titularse igualmente, modificando un tanto los escenarios, no tanto los argumentos, "España negra". Aquí también hubo conquistadores  y colonizadores que hicieron las américas aunque con otro tipo de indios diferentes a los que se insinúan en "Delaware" el primero de los relatos. Se nota que a J.Carlos Márquez le gusta contar y, para contar bien, hay que ser preciso en los detalles. Estos relatos están repletos de detalles, de observaciones penetrantes, de espacios en blanco y de una ligera ironía inteligente. Son fragmentos significativos de vida. No necesitan tener un principio y un final, aunque algunos tienen un principio y otros un final, pero casi ninguno de ellos ambas cosas a la vez.como la vida.  El lector se asoma al paisaje. En casi todos los cuentos hay movimiento. Los colonos se instalan en el valle; Booker, el protagonista o no, quizás el protagonista sea McNealy, de "Menphys" sale de la cárcel y toma un tren; John Midletton, el protagonista del tercer relato viaja de Nueva York a Bloomington [Minnesota] con su madre viuda; y en "Churchill", Miles B. Hopkins, bateador de los Blue Jays de Toronto viaja  con su mujer enferma de cáncer en caravana a la ciudad que da nombre al este último relato para ver la aurora boreal. Ninguna historia es extraordinaria y todas lo son. El humor nunca resulta impostado o fácil. Se apuntan ideas maravillosas para este tiempo de uniformidad de pensamiento. El padre del protagonista de "Saint-Raphael"  en las guerras siempre se ponía del lado de los desertores. Y el protagonista de "Bloomington" no necesitaba a un valiente...y hubiera preferido tener por padre a un cobarde vivo. Norteamérica profunda" es una reedición de un libro premiado y apenas distribuido. Es el eterno problema de los premios. Se agradecen los rescates editorial, las apuestas por libros como el que nos ocupa. No se si he dicho ya que este libro de cuentos es un libro de viajes interiores como toda buena literatura. El propio autor de los relatos reflexiona sobre el asunto por boca del protagonista de "Saint-Raphael" que unas páginas antes ha dicho: prefiero una pregunta estúpida a un silencio incómodo.  Su reflexión sobre para que sirve la literatura, es toda una invitación a leer estas poco más de 90 páginas: Viajar a tierras y épocas remotas sin moverse del sitio. Vivir otras vidas. Esos son los verdaderos beneficios de la literatura. Cuando uno los descubre...no hay retorno posible. En sí el hecho no deja de ser  un cuchillo de doble filo: los libros son una vía de conocimiento, pero también una forma temprana de resignación. Elijan la que ustedes prefieran, añado yo.

miércoles, 17 de abril de 2013

ATRAVÉS DEL ÁNGEL AZUL DE LA NOSTALGIA



Continúo con mi labor de arqueológica  y  de rescate poético de mí mismo. Hoy le toca a un poema con el que gané el II Certamen de Poesía Dulce Chacón en el año 2006. Se titula "A través del ángel azul de la nostalgia". He preferido escanear la publicación. Uno envía los poemas como Ramón Bascuñana, pero se publican como dios quiere, suponiendo que dios quiera algo. En este caso en concreto el poema aparece atribuido a Manuel Román Moya. Ni siquiera se ha tenido en cuenta el Bascuñana.  En verdad me multiplico como poeta. Somos todos los poetas que llevamos dentro y alguno más que nos inventan.



domingo, 7 de abril de 2013

LO QUE YO LLAMO OLVIDO LAURENT MAUVIGNER

Hay  todo tipo de novelas. Hay novelas que pretenden ser un golpe en el estómago, otras que buscan dar una patada en el culo y algunas que aciertan a ser una patada en la espinilla. Son novelas que intentan golpear aunque sea mínimamente la conciencia moral de lector y por ende la conciencia moral de una sociedad  hastiada, competitiva, aburguesada y sin sentido crítico que posiblemente carezca de conciencia moral. Las sociedades son como los individuos que las componen y el poder utiliza todas sus armas para moldear al individuo hasta convertirlo en un ser satisfecho de sí mismo y encantado de haberse conocido aunque en el fondo sea un ente embrutecido que forma parte de una masa ignorante e inculta. Es difícil golpear la conciencia moral de los individuos que carecen de conciencia mora, pero "Lo que yo llamo olvido" [Anagrama, 2013] de Laurent Mauvigner pretende golpear donde más duela y sin dar un respiro a una sociedad cada vez más indiferente y enajenada. Lo que relata esta novela es un incidente nimio, una nota a pie de página en los diarios de sucesos. Un joven es apaleado hasta la muerte por beberse una lata de cerveza en un supermercado. Un suceso real novelado sin nombres ni fecha ni datos irrelevantes. El autor va a la médula del asunto. Da voz a quien  no lo ha tenido para defenderse y en un largo párrafo que dura toda la novela -o sea, 58 páginas-, explica sin moralina el suceso, va y viene, adelante y atrás, y partiendo de los puntos sucesivos crea una espiral envolvente que devora la historia sin ofrecer al lector la posibilidad de abandonar una lectura subyugante que te arrastra como un remolino al agujero negro del terror de unos hechos que nos muestran la desproporción entre la causa y el efecto. Entre el muerto y el lector se establece una complicidad afectiva. ¿Qué hubiésemos hecho nosotros si nos hubiésemos hallado en su misma situación? La reflexión matiza la narración que expone el hecho descarnado y  nos fuerza a mirar el cuerpo agonizante y preguntarnos cómo puede una sociedad que se llama avanzada contener en su interior monstruos como los que se nos describen. No se trata solo de incultura social sino de una dejación de su funciones por parte del poder. La razón del poder necesita incubar a su abrigo el huevo de la serpiente de un pensamiento xenófobo, clasista y violento. El miedo al otro es el pilar sobre el cual la sociedad actual está edificando su propia destrucción. Sólo los individuos,de uno en uno, tomando conciencia de que son ellos los que sustentan al poder con sus votos y con sus trabajo pueden cambiar este status quo. "Lo que yo llamo olvido" es un revulsivo literario contra la inercia social y una excelente y espeluznante novela sobre el presente  desolador que nos rodea escrita por un escritor que piensa que la literatura sí que sirve para alterar la conciencia social.

lunes, 1 de abril de 2013

AMOR Y LETRAS

No pensaba volver a escribir un post hasta el próximo fin  de semana, pero acabo de salir del cine y no he podido resistir la tentación de escribir sobre "Amor y letras" [2012] de Johs Radner. ¿Por qué? No me pregunten, pero es esa sensación que se te queda en el cuerpo cuando tu estado emocional y el de la película o el libro o la canción que estás viendo, leyendo o escuchando conectan  y comprendes que el mundo es imperfecto y la vida es un asco, pero a pesar de todo merece ser vivida y no existe otro mundo a pesar de todo. Así me he sentido al acabar de ver "Amor y letras" - como si la vida fuera un asco, pero mereciera la pena-. Esta película podría ser otra película más sobre un amor imposible o sobre los avatares de la juventud o sobre cómo nos negamos a crecer y a aceptar responsabilidades, especialmente los hombres, -síndrome de Peter Pan-; pero no; la película es más mucho más, infinitamente más. Diálogos brillantes e hirientes, actuaciones soberbias y matizadas, reflexiones pertinentes, música clásica e indie y por supuesto literatura  romántica y libros.  Incluso poesía. Si reflexiones sobre como la literatura nos salva de la soledad o nos aboca a ella, sobre la literatura actual, si la gente pide libros planos para electroencefalogramas planos hay que darle a la gente lo que pide, el mercado manda,  -la misma reflexión se podría aplicar al cine- y así nos va . Cada día más incultos y más aborregados, sin ningún sentido crítico. Los bancos nos venden la luna y la compramos esperando obtener beneficios. Los políticos no venden  los mismos y además les damos las gracias por salvarnos de no ser tan estúpidos como parecemos . Disquisición aparte, la película es maravillosa y quien me conoce sabe que no me dejo llevar por los adjetivos. Uno sale con la mirada triste, pero da lo mismo. Es un hermoso canto al miedo a no envejecer, tanto si uno lo hace solo como acompañado. No se la pierdan, no está en demasiadas salas de cine. Los espectadores podrían aprender a vivir su vida sin miedo a la vida. Háganse un favor y vayan a verla.

DANZAS DE GUERRA DE SHERMAN ALEXEI


Si una imagen vale más que mil palabras, la fotografía de Sherman Alexei [Wellpinit, Washington, 1966] dice más sobre el carácter y la personalidad de su autor que todas las frases que yo pueda enhebrar en este breve post. Si algo caracteriza al autor de "El indio más duro del mundo" [2001], "Diez pequeños indios" [2010], la novela "Diario completamente verídico de un indio a tiempo parcial "[2009] o el libro de relatos que "Danzas de guerra" [2012, Xórdica] es su sentido del humor. Nada al uso.  Un sentido del humor que hace trizas todo cuanto toca y transforma el drama y la amargura de muchas de sus historias sobre padres e hijos, enfermedad y muerte,  inestabilidad emocional y sobre la derrota moral que nos provoca la vida, al vivirla,  en comedias ligeras de ágiles diálogos hilarantes. Por momentos los diálogos alcanzan un tono poético y valen casi por todo el relato. Los relatos son largos, como corresponde a la medida del relato allende los mares. Allí lo de las siete páginas se lo toman a chanza.  Un relato parece no ser un relato si no tienen más de quince páginas. "Danzas de guerra" lo componen siete relatos. A cada cual mejor. El que da título al conjunto es magnífico: ese hijo, ese padre diabético y alcohólico que parece salido de una película de los años setenta, el frío, la manta, la muerte.   Con que pocos elementos se puede elaborar un gran relato. Como también  son grandes relatos  "El hijo del senador" y "Allanamiento de morada". Cuentos atípicos de un autor atípico, donde lo serio no se toma demasiado en serio, el humor matiza el melodrama y uno se encariña incluso de los defectos de los personajes. Los cuentos alternan con poemas. Algo que aquí en nuestro país ya había probado Mercedes Cebrián, creo en "El malestar al alcance de todos" y desde luego Pilar Adón en "El mes más cruel". Los poemas son un contrapunto a los relatos, pero dada la altura de estos últimos, no aportan demasiado al tono general del libro. "Danzas de guerra" no cuenta historias de indios de la tribuno spokane, no las busquen; trata de la vida y es pura literatura del siglo veintiuno