miércoles, 25 de abril de 2012

EL MENOR ESPECTÁCULO DEL MUNDO

Algunas personas no terminamos de llegar a nada en la vida por la sencilla razón de que somos incapaces de creer en nosotros mismos, en nuestras posibilidades y nuestras cualidades. Estamos condenados al fracaso de antemano. Otras tienen tanta confianza en sí mismas que se las ve venir enseguida. Y de lejos. Ése es el caso de Félix J. Palma [1968, Sanlúcar de Barrameda] Uno de esos casos de precocidad literaria innata. De joven quisó ser escritor y a fuerza de talento y perseverancia lo ha logrado concienzudamente. Confieso que soy un firme admirador de aquel chico con el que coincidí apenas un par de horas en la gala de entrega de los premios Jara Carrillo de hace ya muchos, muchos años; allá por 1996. Él había obtenido un accésit con su relato "Mensajero" y yo era finalista en poesía. Volvimos a coincidir - la foto es de aquella ocasión- en el año 2001. Félix J. Palma era el ganador del certamen en narrativa con "El hombre tras la cortina", el presidente del jurado era Antonio Soler y una de las finalistas en narrativa era Mercedes Cebrián con su cuento "Señoritas". Yo como de costumbre era el eterno finalista en poesía. Aquel año le iban a conceder el premio Tiflos. Recuerdo que estaba a punto de fallarse o se falló durante la gala. De entonces para acá yo he publicado una docena de libros de poemas, una antología e incluso un libro de relatos, pero me sigo considerando un fracasado. Nunca he llegado dónde pretendía llegar y, muchas veces, el fracaso es tan subjetivo, que no se mide por nuestros logros sino por nuestras carencias; por aquello que nunca logramos alcanzar. No es el caso de Félix J. Palma; que ahora publica con gran éxito de crítica, público y ventas en Plaza y Janes "El mapa del cielo", tras su aplaudida obra anterior "El mapa del tiempo". Pero yo no quiero recomendarles sus novelas que se recomiendan solas y además están perfectamente situadas en el engrasado engranaje editorial de nuestro país. No, yo sigo prefiriendo al autor de relatos que me deleitó y sorprendió en "El vigilante de la salamandra" [1998, Pretextos; "Las interioridades" [2002, Castalia]; "Los arácnidos" [2003] o este último "El menor espectáculo del mundo" [2011, Páginas de espuma] Nueve relatos estupendos, nueve estupendas disquisiciones narradas con el talento habitual de este autor que nos cuenta hechos aparentemente absurdos o grotescos o fantásticos de manera precisa y realista. Como si un laborioso doctor Hyde diseccionara con luz y taquígrafos los restos de un unicornio de los que habitan en la luna. Se podría hablar de mirada perpleja, de reflexión inaudita o de conciencia del asombro. Ninguna definición delimitaría los contornos del material con el que trabaja este autor. Mientras uno lee estos verídicos relatos inverosímiles, uno pierde la perspectiva lienal del tiempo, atrapado por el vértigo helcoidal de un humor que atenúa la tristeza que impregna el final de algunos de estos relatos.; Un libro de relatos de un prodigioso pesimismo poético.