jueves, 24 de marzo de 2011

DIA DE LA POESIA


Esta entrada se podía haber titulado también, "Demolición" o "Los estragos del tiempo". Sin embargo, quiero destacar la parte de esperanza y de amistad que incluye. Primero van los poemas, luego la explicación, quizás innecesaria.






¡Amor para la duda y también para el llanto,
deja que el ángel venga y me arrastre a su encuentro!
Ya tienda su mirada en la cúpula noble
o bajo el ala esconda la hermosura del rostro,
su daga de alabastro ha de hundirme en el vientre
y todas las paredes sellará con mi sangre.

El roto corazón se encarcela en las rejas:
sobre la noche el pánico acobarda el sentido.
¿Quién llevará a la sombra tanto horror, tanto duelo?
¿^Quién devolverá al polvo, al fin, tanta locura?
¿quién desmembrará un cuerpo que el amor incendiara
si ya no existe nada sino el rostro del ángel?

[María Victoria Atencia]



LA NIÑA MUERTA



Soy yo quien golpea tu puerta
A todas las puertas, a todas las puertas
Pero ustedes no pueden contemplarme
Es imposible ver a un niño muerto


Hace diez años largos
he muerto en Hiroshima
Pero sigo teniendo siete años
Los niños muertos dejan de crecer


Al principio se inflamaron mis cabellos
Mis manos y mis ojos ardieron después
Me convertí en un puñado de cenizas
que el viento dispersó


Nada, nada les pido para mí
No podrían mimarme aunque quisieran
Una niña que ha ardido cual si fuera papel
no come caramelos


Yo golpeo y golpeo cada puerta:
Dénme, dénme una firma
Para que los niños no sean asesinados
y coman caramelos

[Nazim hikmet, 1955]













Lunes 21 de marzo, día de la poesía. El Museo Ramón Gaya homenajea a Soren Peñalver, hombre polifacético, siempre vinculado a la palabra y a la cultura. Hacía tiempo que no le veía, a pesar del cariño y sincero afecto que nos tenemos. Sabía del pequeño traspiés que le había puesto la vida y de la serenidad con la que lo ha asumido. El difícil que la vida doblegue a un hombre tan vital como Soren; un hombre que desde el principio eligió ser personaje literario y labrarse su propia leyenda.De 10 de la mañana a 10 de la noche. Muchas horas de lectura compartida con autores previamente seleccionados por el propio Soren de entre los que más le interesan de la literatura universal. Yo leí dos poemas. Uno de Nazim Hikmet, "La niña muerta" recogido en su poemario "Duro oficio el exilio" [ Libros de la frontera, 1976] y otro de María Victoria Atencia; "El dia de la ira" de "Ex Libris" [ Visor, 1984].

martes, 15 de marzo de 2011

AHORA LO VERÉIS, ELI GOTTLIEB

Hay novelas que son como mares tormentosos y novelas que se asemejan a mares en calma. La primera novela de Eli Gottlieb publicada en España "Ahora lo veréis" [Tusquets, 2010] pertenece a la segunda categoría. Quiero decir que en principio, parece que en ella no sucede nada o casi nada. Lo importante, lo realmente trascendente ya ha sucedido antes de que comience la novela: Rob Castor, escritor de culto que no acaba de cuajar, asesina a su novia, una prometedora escritora en ciernes. El narrador Nick Framingham, que fuera el mejor amigo del escritor de culto, emprende una investigación interior para comprender los motivos por los cuales la muerte de su antiguo compañero de infancia le ha afectado tanto; tanto que ha comenzado a minar los cimientos de su matrimonio. Se entremezclan los últimos días de la víctima con el presente opaco y angustioso del narrador. Hay una madre que bebe, otra madre incapaz de demostrar amor, un padre que sufre un ataque al corazón, una exnovia que vuelve para recuperar el tiempo perdido, o no; secretos de familia, un hermano que murió en un accidente. Hay lealtad e indiferencia. Una vida que ya no es la propia vida, cuando se descubren las grietas que fracturan la fachada aparente de una realidad hipócrita. Pero todas las tragedias que relata el protagonista y algunas más no son más que la piel que recubre la herida más honda. La del narrador que se aferra a un pasado que ya no le pertenece porque lo ha perdido por el camino. tendrá que desprenderse de él como de un peso muerto. Al final, el lector debería encontrar ruinas, pero Eli Gottlieb logra que ni pasado ni presente importen y que el futuro, ese espejismo tan difícil de lograr en literatura nos esté esperando en la última página de esta fría, precisa y emocionante novela.

martes, 8 de marzo de 2011

LA MEJOR PARTE DE LOS HOMBRES, TRISTAN GARCIA

Es estimulante encontrar en las mesas de novedades, aunque sea en la sección de literatura en castellano, una novela como "La mejor parte de los hombres" [Anagrama, 2011] de Tristan Garcia [Toulouse, 1981] Estimulante porque frente a la invasión de novelas-cajón-de-sastre que predominan en las mesas de novedades, la primera novela de Tristan Garcia es una novela de ideas. Pero ¿quién escribe hoy en día novelas de ideas? Eso se acabó con la muerte de Albert Camus. O quizás antes, con los "Monederos falsos" de André Gide. Pero Garcia tiene personalidad y además sabe escribir; sabe lo qué quiere decir y cómo decirlo. Eso ya es mucho terreno ganado. Los cuatro personajes de "La mejor parte de los hombres" son cuatro personajes en busca de autor. William Miller es un niño bueno encerrado en sí mismo, bueno y anodino [pero también un auténtico hijo de puta]; Dominique Rossie, un maduro guapo y responsable; Jean-Michel Leibowitz está a caballo entre el filósofo y el hombre de acción, y -por fin- la narradora: Elizabeth Levallois, amiga de Willie, colega de Doumé y amante de Leibo. Un personaje que no es si no es a través de los demás. Ella nos relata sus historias que son al mismo tiempo, la suya. Unas historias excesivas, a ratos, caricaturescas, especialmente la del personaje de Leibowitz, donde el amor y el odio se entrecruzan con la venganza, la política y la filosofía. Esta novela es un retrato del amor en los tiempos del sida- los años ochenta y noventa-, pero también es un apasionante y apasionado discurso del método sobre aquellos años, aquellos polvos -físicos- y aquellas pajas -mentales- que trajeron estos lodos socio-políticos actuales. Garcia dispara con munición de combate y dispara para todos lados. Sirvan de muestra algunas citas: "Los años ochenta fueron horribles para cualquier forma de inteligencia y cultura, con la excepción de los medios audiovisuales, el liberalismo económico y la homosexualidad occidental" [pag. 35]; "Lo que era alegre no era solamente la música, la house natión, las discotecas, las folladas. Era también la amistad, la filosofía, el pelo, la comida...Habíamos abandonado los partidos, Troski, las discusiones y los "obreros"...Follabamos y eso era hacer política. Besabas a un hombre y estabas haciendo la Revolución de Octubre. Era algo individual, privado; pero, como éramos maricas, lo privado era público...Nos penetrábamos, nos amábamos incluso y resultaba más político que la asamblea" [pag. 37]; "Estamos en una época...que marca el fin de cualquier exigencia de inteligencia. Es decir que, de algún modo, la democratización de masas, la escolarización absoluta y el acceso al ocio y a la cultura han hecho de la cultura un pseudopensamiento que en realidad no es más que el asentimiento a todo lo que se hace."[pag.89] "El péndulo de la política hace que muchas veces la inteligencia a contrapelo, por reacción, acabe considerada como la estupidez de las veletas". [pag. 109] "Tú no puedes ver hasta qué punto nos putea el mundo, hasta qué punto todo el mundo se pasa la vida fingiendo...Un día u otro vamos a diñarla...Y los jóvenes lo que quieren es divertirse y, toda la gente se muere sin decir nada, y toda la gente que habla bajito para no molestar a nadie. Ya no se puede fumar, ya no puedes correr en la carretera con el coche, ya no puedes decir "polla" a un niño sin que te metan en el trullo y tienes a los maderos...que te dicen cómo tienes que follar, que quieren que los maricas colaboren con la sociedad, para vivir, para sobrevivir."[pag. 153] Y si quieren algo de ánimo para levantar el pesimismo existencial del día a día;" Nada de lo que hacemos puede servir de lección a los demás. Lo que hacemos sólo es bueno para nosotros mismos. Y eso es la experiencia, ¿vale? Y, al final, todo lo que hemos podido acumular desaparece ¡plaf! cuando la diñas." [pag. 156] Para qué sirve una buena novela, pues para algo más que entretenernos un sábado por la tarde; para remover conciencias y abrir heridas y descubrinos que vivimos en un infierno que hemos creado nosotros mismos con esfuerzo y tenacidad.