sábado, 20 de marzo de 2010

LA ISLA DE LOS PERROS


Lo bueno que tiene ser un lector empedernido es que uno elige el itinerario que quiere seguir. Con los años uno aprende de sus errores y se deja llevar por la intuición. A veces uno se equivoca, como todo en la vida, y a veces se acierta. Uno de mis últimos aciertos es la novela que titulada: " La isla de los perros" [Anagrama, 2009] de Daniel Davies [1973]. Una novela sobre una crisis espiritual y sobre el sentido de la vida, que las críticas al uso airean como novela realista sobre el fenómeno del "cancaneo" en la Inglaterra rural. Es algo así como coger el la parte por el todo y no ver más allá de las intenciones del autor. Desde luego "La isla de los perros" es mucho más que una novela sobre una crisis individual, sobre un hombre que renuncia a una vida vacía y sin horizonte para volver a sus raíces y buscar el sentido a su vida en el sexo anónimo en lugares públicos apartados. Un tema espinoso tratado con cierta ironía y un certero análisis de una sociedad en descomposición e hipócrita moralmente. Como toda buena literatura "La isla de los perros" abre puertas a otras novelas y a otros autores, incluso a referencias cinematográficas. En la página 25 el autor coloca una referencia a otra novela de tema sexual de la que guardo muy buen recuerdo "Marranadas" [1997] de Marie Darrieussecq. Otras referencias literarias: "Corre conejo, corre" de John Updike; Michael Houllebecq; o una muy buena cita de A, Chejov "Vistos desde fuera todos los matrimonios son un misterio". Y es que esta novela está plagada de pequeñas reflexiones de las que destaco algunas: "Hace mucho tiempo que creo que la ambición es una lucha contra la muerte" [pag- 116]; "El verdadero motor del apetito sexual es el deseo de infringir dolor incluso ( y sobre todo) a las personas que amamos"; "Todo el mundo tiene una vida secreta. O al menos todas las personas interesantes"; "La pornografía es el sueño de la sexualidad humana purgada de la realidad humana"; "La violencia nunca anda lejos de la superficie de la vida". Y para concluir, la más devastadora de todas las reflexiones: "Una vez que hemos llegado a la vida adulta, aspirar a la felicidad es mucho pedir. La satisfacción -o lo que e.e. cummings llama la "no-felicidad" me parece mucho más realista". Qué más se puede añadir.

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