domingo, 26 de julio de 2009

EUGENIO MONTALE



De fin de semana en casa de un amigo en La Manga. Romper la rutina diaria. El verano es eso. Escapar de nosotros con nosotros mismos. Viajar sin viajar. Soy de los que viajan sin viajar. Principalmente a través de los libros. Los libros de viajes te enseñan a mirar con la mirada del otro, del que estuvo antes que tú en ese lugar. Viajes narrados a través de la mirada del otro que te muestra detalles en los que no repararías. Mientras preparo para agosto un viaje a Amsterdam, leo un libro de artículos de viaje del poeta Eugenio Montale[1896-1981]. Me gusta la frase "libro de artículos de viaje". Suena a libro de artículos de lujo. Lo publicó Mondadori en 1990 y se titula "Fuera de casa". Un título que también me gusta mucho. Tiene un eco de frase hecha. Como: fuera de temporada. No pretendo hablar del poeta, quizás del viajero. Y tampoco. Montale es tan sólo una excusa para hablar del presente. Del absurdo del presente en un país donde el presente ha sido abolido por el día a día. Pero el presente no es el día a día. El presente es el ahora mirado con perspectiva. Y el presente político es un día a día sin perspectiva. En agosto los políticos se van "fuera de casa", aunque algunos amenazan con quedarse de centinelas del orden social, de guardianes de una sociedad que no desea guardianes. Muchos políticos se piensan que por el simple hecho de ostentar el beneplácito y la representatividad de los votos del pueblo pueden hacer y deshacer a su antojo. Cuentan con que el pueblo es de los que viajan sin viajar, de los que no se mueven del eterno verano del voto entregado. Espero que no sea así y que el pueblo comience a pensar por sí mismo en lugar de dejarse pensar por los políticos; por los que se quedan de guardia y por los que vociferan el estado catastrófico de un presente sin perspectiva. En el libro de artículos de viaje de Eugenio Montale hay un artículo dedicado a K. Kavafis. El título: Un poeta griego. En en artículo se incluye el poema "Esperando a los bárbaros". Es un poema político. Es difícil escribir poemas políticos que resulten metáforas intemporales. Este poema es una metáfora perfecta de la situación política de este país nuestro sin soluciones fáciles. El poema comienza: "¿Qué esperamos congregados en el foro?"/ "Hoy llegan los bárbaros"./ "¿Por qué el senado no actúa? ¿Qué esperan/ los senadores para legislar?"/" Porque llegan los bárbaros."/ "Y, cuando lleguen, harán ellos las leyes." Vivimos en un estado de constante espera y desesperanza. Algunos por lo menos. La llegada de los bárbaros es una mala premonición en cualquier época, incluida la actual; aunque algunos esperen a los bárbaros vociferantes como agua de mayo. No soy optimista ni con respecto a unos ni con respecto a los otros. El poder corrompe. Y no sólo a los bárbaros. En el poema, los bárbaros, a pesar de lo esperados que son no acaban de llegar. Es importante que no lleguen aunque crean que han llegado o que van a llegar. El poema termina: "Y ahora, ¿qué haremos sin los bárbaros?"/ "Eran una solución después de todo..." En este país nuestro ni siquiera serían una solución. Son más bien el problema.